Tampoco entiende el informante que si ya hace siglos los Jesuitas dijeron aquello tan profundo de: “Dadme al niño y (a través de la enseñanza) os daremos al hombre”. No tiene mucho sentido que se siga dudando en este tema y no se tenga absolutamente claro que a los veinticinco años un ser humano no es otra cosa que la educación y la formación que ha recibido. Según haya sido educado y formado así pensará y actuará.
Puede que a partir de ahora incorporemos junto a los nuevos instrumentos técnicos que nos lo facilitan mucho: ordenadores personales, teléfonos móviles inteligentes, tabletas de memoria e interacción, y un sin fin de nuevos aparatos mecánicos a distancia, otras formas de educar y formar, basadas en la ciencia de la pedagogía, para mejor preparar a nuestros hijos y alumnos.
¿Tiene sentido que si una persona con un simple clik en su tableta o móvil puede consultar los aproximadamente 117 elementos de la Tabla Periódica con sus valencias y carga atómica, o puede hacer lo mismo no solo con la lista de los reyes Godos, sino con toda la historia de la llamada España comenzando por Pelayo rey de Onís, se le incite a aprenderse de memoria alguna de esas cuestiones, cuando solo las utiliza para el examen en puertas, y a la semana siguiente ya no recordará ni la mitad? ¿No sería mucho más lucrativo y beneficiosos a medio y largo plazo enseñarle a trabajar con todos esos conocimientos, se le exijan trabajos profundos en los que deberá manejar muy variada información, aprender a buscarla y ordenarla, y que sepa desenvolverse ante cualquier situación que requiera una toma de decisiones complejas? ¿No es acaso inmensamente más útil para un dependiente saber de habilidades sociales y de formas de trabajar y archivar, que saberse de memoria todos los distintos tipos de tornillos y tuercas que vende en su ferretería?
¿Tanto cuesta comprender –parece que sí- que la educación y formación de los ciudadanos de un estado es su verdadero valor en el mercado? Y que por ello se ha de entender, y poner ya en práctica, que la mejor formación debe ser una exigencia pública porque no es otra cosa que un capital que estamos creando para el futuro. Muchos Mitos tienen que caer en esta cuestión y puede que la actual pandemia, y las nuevas relaciones sociales que ha creado, sean muy propicias para abrir los ojos y comenzar a aplicar con carácter técnico y científico todo el tema de la Enseñanza. Que sepamos que a un niño y alumno ya no podemos adoctrinarle con cuatro leyendas fantasmagóricas sino con comprensiones reales de la sociología, la psicología y el mundo del derecho.
Y que decir cabe de las “Universidades”. Creadas en un mundo medieval, con ciudades únicas como Alcalá u Oxford, y para aquellas necesidades de relación, comerciales, organizativas, etc. ¿tiene algún sentido que aún sigamos con esos distritos universitarios como Oviedo, Salamanca o Santiago, que si les quitamos la vida universitaria su economía cae a la mitad?. No será mejor dejar de tener totalmente ociosos a millones de universitarios alojados lejísimos de sus familias, con los recursos que ello conlleva, que se dedican a estudiar quince o veinte días al año –para exámenes- y el resto de cervecitas y de juerga? Ahora, con nuevas pantallas en locales de su propio municipio podrán seguir las clases de los mejores profesores de la materia a nivel no solo nacional, sino internacional, y dedicarse a estudiar de verdad y no asistir a clases, en las que lo último que se hace es… Estudiar.
¿Y de la formación y ocupación del profesorado? ¿No va a experimentar cambios tremendos? ¿De verdad es necesario un catedrático cada equis miles de alumnos, que luego no le ven nunca, jamás llegan a hacerle preguntas o aclaraciones y que sus puestos no son más que trampolines para la política o el acceso a grandes consejos de administración de empresas públicas y privadas?
Sí, Sí, de verdad, cuantas cosas van a cambiar en el tema de la… Enseñanza.
Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.