Quizá lo primero que debe hacer es clarificar qué solemos entender por, “La Verdad”, porque en función a lo que creamos que está detrás, encaminaremos nuestra atención para la explicación oportuna.
que existan decenas de acepciones de lo que entendemos por, “Esa palabra mágica”, pero en general podemos dedicarnos a estudiar dos de las más utilizadas y que nuestro interlocutor puede entender a la primera si hablamos de una o de la otra.
La más usual suele estar en relación con la religión o ideología dominante del momento. Nuestro interlocutor entiende que dicha verdad no es más que el ideario dominante en ese lugar y tiempo. Las ideas, creencias, dogmas y formas de pensar que dominan y son las políticamente correctas en esa sociedad determinada. La verdad para un estado Marxista son las ideas fuerza que dominan esa ideología, y por ello su cumplimiento. Quién estuviese hablando de la verdad todo el mundo entendería que esta es desarrollar lo mejor posible todo el ideario de los creadores iniciales, Marx, Engels, Lenin… y de los últimos discursos de las actuales autoridades Marxistas. Lo mismo ocurre con un estado que, aunque laico –no digamos nada de los teocráticos-, siga mayoritariamente una religión determinada. Dicha verdad serían los dogmas fundamentales de esa creencia religiosa.
La otra acepción que usamos, sobre todo en todo el Occidente, consiste en acercarnos lo más posible a la descripción de “La Verdad” que nos enseñaron y legaron los filósofos Griegos. Esta consiste en disponer de un conocimiento contrastado de las cosas que no dependa de un seguimiento dogmático de creencia alguna por la fe, sino que sean conocimientos que pueden comprobarse en la llamada realidad, y por ello no dependen de la confianza que tengamos en quien la expresa, sino que nosotros mismos, o con los expertos oportunos, podemos contrastar que eso que se nos alega resulta que se cumple como se nos ha dicho. Huelga decir que quién mejor trabajó por la consecución de esa verdad fueron los pensadores racionalistas que con Descartes e Isaac Newton a la cabeza nos describieron un método de trabajo, al que llamamos “Método científico”, en el cual está la demostración de esas “Verdades” y la publicidad de las mismas. También el hecho de que, quien quiera, pueda mejorar esos resultados con más amplios experimentos o nuevas pruebas.
Yony podría realizar un extenso informe de lo que ha acontecido hasta la actualidad a la Humanidad en el seguimiento de esas distintas “Verdades” que han sido las distintas religiones e ideologías que se han grabado desde niños en la mente de las personas, y de las que no han podido o sabido salir. Que en realidad no solo han existido hasta este momento en el planeta, sino que aún las grandes potencias siguen totalmente bajo su influjo. EEUU dice como doctrina oficial que “En Dios (El Judeo-Cristiano) confía”. En ese mismo creador lo hace la potente Rusia, solo que en una idea más antigua que dejó de evolucionar desde el 1066 para acá (Iglesia ortodoxa). Y lo mismo hace China, que aunque su gente lucha cada día por vivir mejor, consumir lo más que pueda, y algunos de ellos, los más listillos, hacerse ricos y dominar grandes espacios de la sociedad, pregonan que son…Comunistas, Marxistas. Ahí queda eso. Por ello comprobamos que la gran mayoría de los seres humanos siguen viviendo –y muchos de ellos pensando- que la verdad no es más que lo que se les enseña, y que deben seguirlo a rajatabla o terminarán en el infierno… O expulsados del partido y juzgados como contrario-revolucionarios.
Yony prefiere que su informe verse acerca de la Verdad técnica, científica, que es la que tratan de sacar adelante los estados que han superado esa visión dogmática y de adoctrinamiento, e intentan buscar y trabajar con esa otra verdad, la de los conocimientos científicos. No disponen de mucho poder hegemónico, aunque si mucha influencia de ideas, son, entre otros muchos más pequeños, tanto los nórdicos como la misma Alemania.
Bien es cierto que incluso entre las grandes potencias puede que gran cantidad de las masas sigan creencias dogmáticas y de fe estricta, pero los mejor formados ya solo siguen en exclusiva la segunda verdad. La que puede –y debe- ser usada de forma demostrada y contrastada acerca de nuestra constitución biológica, nuestro entorno y de la vida que nos ha tocado vivir.
Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.