La aparición de una figura clave para parar su renacer, Yolanda Díaz, parecía que lo iba a conseguir, especialmente tras la desaparición del lastre que suponía Pablo Iglesias y la debilidad manifiesta de Podemos. Que iba a provocar un nuevo tsunami ilusionante, pero los celos y las cuitas partidistas de siempre amenazan su consolidación.
Díaz ha presentado su proyecto; “Sumar”, que debiera haber sido un aglutinante del resto de fuerza, Podemos, IU, Equo, verdes, etc., pero de nuevo negros nubarrones amenazan su fortalecimiento sin apenas tiempo para nacer, debido a la reacción cortoplacista y sectaria de algunas.
“Sumar” si realmente fuera así; sumar, podría provocar un efecto ilusionante entre aquellos votantes de izquierdas que huyeron despavoridos a la abstención, escandalizados por las esterilizantes luchas internas. También podría hacer un efecto llamada para votantes socialistas desencantados.
Todo para no desperdiciar ni un solo voto en un momento complejo de fortalecimiento de la derecha extrema del PP y extrema derecha de VOX, que amenaza la supervivencia del actual gobierno de las izquierdas.
Pero no, nuevamente no. Así otra vez aparecen los rácanos complejos de que Podemos no puede abandonar una marca, que quizás reste más que sume. Otra vez la exigencia de que debe aparecer un nombre que a estas alturas de la película y debido a sus torpezas no se parece nada al de su inicio, con sus acciones totalmente a la baja.
Veo la repetición de una película ya vista, la pelea no por proyectos sino por nombres para echar un jarro de agua fría sobre las ilusiones despertadas.
¿Serán capaces de asesinar “Sumar” apenas nacida, para imponer un pastiche decepcionante como por ejemplo “Sumar Podemos Unidos”, o lo que sería aún peor “Podemos Sumar Unidos”.
Por supuesto que son capaces estos maestros de destrozar ilusiones, que acaban siendo cómplices de la derecha.
Pero en esta ocasión esa operación destructiva puede tener un coste para ellos y para el resto de las izquierdas inasumible.
La experiencia de un gobierno de coalición progresista apoyado por el resto de las izquierdas centrales y periféricas, con sus luces y sus sombras, está teniendo un balance positivo.
Especialmente comparado con los años vividos anteriormente con el gobierno Rajoy. ¿O no recordamos los pensionistas que mientras que éste nos ha subido el IPC el anterior nos impuso un cruel 0.25 %?
¿Acaso pensamos que Feijóo con el apoyo de Abascal, habría puesto en marcha para afrontar la crisis provocada por la pandemia o la guerra, medidas como los ERTE, el IMV, subida del salario mínimo, reforma laboral, las medidas para controlar la subida de los alquileres, el apoyo a los autónomos, etc.?
¿Habrían aprobado propuestas anti crisis como el impuesto a la gran banca y las eléctricas, la gratuidad de los trenes de cercanías y media distancia, ayudas a las becas, o intento de control de la inflación desde la protección a los más débiles?
Evidentemente no, porque la derecha y la izquierda tienen y tendrán diferentes recetas para afrontar situaciones tan difíciles. Pero algunos parecen olvidarlo absortos como están mirándose al ombligo.
Por eso resultaría imperdonable si abortaran un proyecto ilusionante como “Sumar”, solo por posturas mediocres y faltas de generosidad como mantener unas siglas o su cuota de poder.
Porque el interrogante que surge ahora es: ¿serán capaces por miopía, celos, o bajeza, de dinamitar “Sumar”?
Y como aclaración esto lo planteo desde mi posición como votante socialista, consciente de que todo lo que sea fortalecer al resto de las izquierdas es positivo para lograr un nuevo gobierno de coalición progresista, que impida la llegada de nuestros contrincantes que cada día que pasa se encuentran más cerca.
Señores y señoras de Podemos, se les debe exigir en este instante crucial generosidad, altura de miras, aunque sea a costa de dejarse algún “pelo en la gatera”.
Veremos…