Las circunstancias actuales de la televisión pública españolas quizá sean las más complicadas que haya sufrido nunca. Los problemas institucionales de financiación, el recorte presupuestario de más de 200 millones de euros por parte del Gobierno, los conflictos internos de la junta directiva y los despidos a gran parte de la tradicional plantilla que conformaban los platós de RNE y TVE están sumiendo a la cadena en el más profundo abismo. Como ya lo reflejó el último Estudio General de Medios (EGM), los informativos, donde se mide el grueso de la audiencia, han sufrido una grave caída con respecto a años anteriores y están siendo superados en telespectadores por la privada Telecinco.