En el valle de Amblés, a los pies de la sierra de Ávila, el municipio de Muñana emerge como un enclave de paisajes contrastantes, donde las montañas como la Cabeza Mesa (1.676 m) se funden con llanuras fértiles. Con una altitud que supera los 1.100 metros, este pueblo de Castilla y León combina historia, naturaleza y una comunidad que resiste al paso del tiempo.
Población: Entre el declive y la resiliencia Muñana cuenta con 502 habitantes censados en 2024, según datos recientes, aunque cifras previas reflejan fluctuaciones: de los 586 residentes en 1998 a los 342 registrados en 2021, evidenciando un desafío demográfico común en la España rural. La pirámide poblacional muestra un envejecimiento notable: más del 24% supera los 65 años, mientras que solo el 15% es menor de 17. A pesar de esto, el municipio mantiene una pequeña pero diversa comunidad, con residentes originarios de países como Colombia, Venezuela o Rumanía, que aportan dinamismo a su tejido social.
Economía: Raíces agrícolas y pulsos festivos La economía local gira en torno a la agricultura y la ganadería, actividades ancestrales que se revitalizan con eventos como la Feria Agrícola y de Alimentación, un encuentro que atrae visitantes de toda España en busca de productos autóctonos y herramientas tradicionales. Este evento, junto a las verbenas nocturnas, no solo sostiene el comercio local, sino que también impulsa un incipiente turismo cultural. La presencia del Centro Rural Agrupado Fuenteadaja como núcleo educativo sugiere, además, un esfuerzo por retener a las familias jóvenes.
Patrimonio religioso: Devoción y comunidad Las iglesias de Muñana son testigos de una fe arraigada. Destaca la Ermita de la Virgen de la Zarza, epicentro de las fiestas patronales (7-10 de septiembre), donde procesiones multitudinarias acompañan a la Virgen entre su ermita y el templo parroquial. Durante Semana Santa, la Cofradía de Jesús Amarrado a la Columna, conocida cariñosamente como "El Amarrao", lidera actos de recogimiento como la Procesión del Silencio. Estos ritos, acompañados de jotas bailadas al son de la gaitilla, no son solo actos religiosos, sino pilares de identidad colectiva.
Cultura viva: Entre luminarias y quintos Las tradiciones se mantienen vibrantes. En Carnavales, los jóvenes de 20 años —los quintos— visten trajes regionales y organizan la "Luminaria", una hoguera nocturna alrededor de la cual se baila para honrar a San José. Estas costumbres, junto a las patatas revolconas y la paella compartida en la plaza durante las fiestas, reflejan un espíritu comunitario que desafía la despoblación.
Un futuro entre retos y esperanza Muñana, con sus calles empedradas y aire serrano, encarna la paradoja de la ruralidad española: un lugar donde el pasado se entrelaza con esfuerzos por revitalizar el presente. Mientras las cifras demográficas alertan, su calendario festivo y paisajes siguen atrayendo a quienes buscan autenticidad en un mundo acelerado.