Ávila se encuentra nuevamente en vilo. El río Adaja, que atraviesa la capital abulense, ha vuelto a situarse en el centro de las preocupaciones tras un nuevo aviso de desbordamiento emitido esta mañana. Las autoridades han elevado la alerta a nivel amarillo debido al notable incremento del caudal durante la noche, un fenómeno que ha reavivado el temor entre los vecinos tras las devastadoras inundaciones de marzo. Con la previsión de fuertes tormentas de lluvia en las próximas horas, la ciudad se prepara para un posible nuevo episodio de caos hídrico.
El nivel del Adaja ha experimentado una crecida significativa en las últimas horas, pasando de 1,60 metros a más de 2,20 metros en algunos puntos, según los últimos reportes. Esta subida ha provocado el cierre de accesos al parque de El Soto, una de las zonas más vulnerables y transitadas de Ávila, así como la inundación de áreas cercanas como el campo de Santiago. Las imágenes de calles anegadas y el agua avanzando implacable recuerdan a los abulenses los estragos sufridos hace apenas unas semanas, cuando el río, junto al Chico, alcanzó niveles históricos.
Las previsiones meteorológicas no ofrecen tregua. Se espera que un nuevo sistema frontal traiga consigo precipitaciones intensas a partir de esta tarde, acompañadas de rachas de viento y un posible descenso de la cota de nieve. Este cóctel de condiciones adversas podría agravar la situación, especialmente en las zonas inundables del sur de la ciudad, donde los vecinos aún trabajan en la recuperación de los daños previos. El Ayuntamiento de Ávila, liderado por el alcalde Jesús Manuel Sánchez Cabrera, ha instado a la población a extremar la precaución y evitar acercarse a las riberas del río.
La memoria de las inundaciones de marzo sigue fresca. Entonces, el desbordamiento del Adaja y el Chico dejó garajes, viviendas y negocios bajo el agua, obligando a evacuaciones y cortes de carreteras. La declaración del estado de emergencia permitió a las autoridades actuar con rapidez, pero el impacto en la vida de los abulenses fue profundo. Ahora, con el río nuevamente al límite, la incertidumbre se apodera de la ciudad.
Los servicios de emergencia, en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Duero, mantienen una vigilancia constante sobre el cauce y el embalse de Castro de las Cogotas, cuya capacidad podría ser clave para mitigar una crecida mayor. Mientras tanto, los habitantes de Ávila Miran al cielo con recelo, conscientes de que las próximas horas podrían poner a prueba, una vez más, la resistencia de su ciudad ante la furia del agua.