Los españoles, cuan almas perdidas, seguimos extraviados. Irremediablemente, la política en nuestro país se ha convertido en un mal serial de TV, pero con el agravante de que los actores son siempre los mismos y el argumento no varía. Si la trama es soporífera, mucho nos tememos que el desenlace resulte infinitamente peor y la solución desemboque en volver a empezar tras haber desperdiciado miserablemente tres meses largos y lo que venga…
Los enfrentamientos y descalificaciones cruzados entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, tras las dos primeras reuniones mantenidas para lograr la investidura de Pedro Sánchez (PSOE), solo han demostrado su incapacidad para superar la situación que padecemos motivada por la prolongada ingobernabilidad, dedicando mas tiempo a ponerse zancadillas que a evitar nuevamente el tener que acudir a las urnas.
Nuestro elenco de dirigentes, eso que no hace mucho se denominaba “clase política”, con las lógicas excepciones, se ha convertido en un colectivo de pillos con muchas limitaciones, pobre oratoria y que por desgracia en muchos casos inspiran pena o mueven a la hilaridad. Personajes que han encontrado en el mundo de la “rex pública” una lucrativa plataforma que les ha permitido abandonar sus vulgares existencias profesionales, y que en su nuevo cometido, algunos, resultan hasta pintorescos.
Desde el momento en que la ética cae en desuso y desaparece del ámbito de la política, invariablemente, surgen la decepción y el hastío que solo procuran el advenimiento de crisis de valores. Provisionalidad implica inestabilidad y como consecuencia inseguridad. Lo cierto es que vamos sobrados de paletos por todas partes, cuando lo necesitado son auténticos intelectuales que se niegan a incorporarse a la política por su desprestigio actual.
Si para el PSOE será duro otros cuatro años en la oposición, bastante peor lo pasará su Secretario General que ya ha sido cuestionado incluso por algunos de sus barones, unido al permanente desgaste que le proporciona la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Tal panorama genera un complejo dilema ignorando que opción será la mas adecuada: aceptar un pacto con PP y Ciudadanos, esperar los resultados de las mas que posibles segundas elecciones y decidir, o vincularse a la desesperada con los independentistas, lo que le granjearía serios problemas poniendo en juego el prestigio y cohesión de su propia formación.
Inicialmente en el PSOE estaban convencidos de que el tripartito, contando con el apoyo incondicional de sus socios Podemos y Ciudadanos la investidura sería un éxito, mostrando desde un principio la mejor de sus voluntades en las negociaciones, pero como siempre cayeron una vez mas en la celada de Pablo Iglesias, mucho mas inteligente, de verbo fácil, cínica sonrisa y noble como una cobra. Solo es preciso contemplar los resultados.
Por su parte, Ciudadanos, más prudentes, quizá obtengan un número superior de diputados el 26 de junio, a tenor de las expectativas de subida que le otorgan todas las encuestas.
Tras el esperado fracaso de las negociaciones, ya son varios los comentaristas que se apuntan y elogian el “gran acierto” con que Rajoy ha manejado los tiempos. Dedicado a contemplar como se destrozaban sus enemigos políticos, sin que el PP, a la vista de las encuestas publicadas sufriese desgaste alguno, lo que le permitirá llegar a la próxima campaña electoral mucho más fresco que sus competidores.
Dicho planteamiento al que no le falta cierta base lógica, no implica que esté en posesión de la razón absoluta. Si es cierto que en esta ocasión el tancredismo ejercido por el Jefe del Ejecutivo ha resultado sumamente eficaz para el Partido. Pero que nadie se equivoque, Rajoy siempre será un presidente que “vence pero no convence”. Todos sus estudiados silencios de inspiración arriolana siempre han contenido una dosis considerable de cobardía, acompañado de los insultos y acusaciones que un líder totalmente limpio y con la conciencia tranquila jamás habría consentido…
Sobre la ya dilatada historia de corrupción vinculada al partido Popular, lo que no implica que en otras formaciones también sufran dicha lacra, son miles de paginas escritas, reconociéndose que “queda mucho por descubrir”, mantra que recuerda la frase utilizada por don Mariano y sus dirigentes en todas las apariciones públicas, tras referirse a los grandes éxitos logrados añadían, a modo de advertencia, “pero todavía queda mucho por hacer…”
Es importante no olvidar que desde ahora hasta el 26 de junio, quedan mas de 70 días, tiempo más que suficiente para que aparezcan dos o tres nuevos casos de corrupción, de los que son de obligada portada en todos los periódicos de papel y digitales destrozando imágenes y personas, considerando que actualmente ciertas informaciones son altamente remuneradas, aunque se paguen vía Panamá….¡¡Tiempo al tiempo!!
P.D. Muy pronto aparecerá un segundo artículo sobre la oferta de Rajoy a Pedro Sánchez, posibles nuevas elecciones, etc.