Recientemente, las críticas sobre la presunta manipulación de datos por parte Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) han resultado abrumadoras. Lo que ha provocado que dicho organismo, al que avalan 20 años de profesionalidad, haya perdido gran parte de su credibilidad, si es que todavía conserva alguna desde la toma de posesión del Sr. Tezanos, antiguo se refiere dirigente del PSOE.
A tenor de lo publicado en los distintos medios de comunicación, redes sociales, etc., cada vez que aparece una nueva encuesta del mencionado instituto sobre intención de voto, es para contradecir a la anterior en cuento a conclusiones se refiere. Todo un despropósito cargado de irregularidades. Cualquier coincidencia de datos con los múltiples sondeos elaborados por otras empresas son prácticamente nulos Una cosa es pretender tomarle el pelo a los ciudadanos, y otra muy distinta, el mofarse descaradamente de ellos.
Bien por incompetencia o enjuagues de José Félix Tezanos han alcanzado tal cota de obscenidad que en el plazo de cuatro meses ha conseguido cargarse gran parte del prestigio del mencionado organismo, cuya misión no es otra que calibrar la intención de voto. Todo lo demás es un burdo condicionamiento de la opinión pública, justo en el crítico momento en que el Gobierno pasa por una desafortunada crisis, producto de la cuestionable gestión del presidente Sánchez, tal como se ha puesto de manifiesto tras la inesperada derrota electoral andaluza con las consiguientes consecuencias futuras.
Tezanos y sus colaboradores elaboran las encuestas al gusto y capricho de su señor. Algo repudiable no solo a efectos de la clase política, sino como comportamiento vergonzante para el colectivo académico y esencialmente entre los sociólogos. Para el director del CIS, tanto el presidente del Gobierno como el PSOE según sus peculiares sondeos de opinión están por encima del bien y del mal, lo que significa que no sufrirán desgaste alguno. A la postre, todo es cuestión de modificar los métodos todas las veces que sea necesario con tal de que los suyos salgan beneficiados, al margen de la desastrosa gestión de su líder.
Nadie hasta ahora se habría atrevido a ridiculizar y criticar una institución como el CIS cuya reputación ha quedado seriamente tocada. No obstante, lo que resulta inverosímil es que el presidente Sánchez se proponga continuar aprovechándose del mencionado organismo, y no precisamente para que sirva de instrumento al servicio de la ciudadanía, sino para sus propios fines políticos lo que resulta sencillamente deleznable... ¡¡Tiempo al tiempo!!