El acto simbólico que propongo a los lectores -a los alumnos en su caso- es que se imaginen que están en un circo, y a través de una escalera interior consiguen subir hasta traspasar la lona y poder sacar la cabeza por encima de la carpa.
Situados en esa visión podrán observar la cúpula desde arriba, como un todo, prescindiendo del espectáculo que allí se presenta. Pasarán a analizar todo el conjunto, y, a su vez, al divisar toda la feria, evaluar también, con criterios generales, a todas las demás carpas en las que debajo se desarrolla un espectáculo parecido. Alguno de esos escenarios podrá ofrecer leones o no, o más o menos payasos, u otros espectáculos de diversión, pero lo que no cabe duda es que el estudioso podrá establecer unos criterios generales de cómo funcionan los circos. Cómo comienzan, cuál es su apogeo, y cuales suelen ser los actos finales y de despedida. Qué los mueve y cuáles serán y donde, sus futuras representaciones.
Con este acto el analizador ha pasado, casi sin darse cuenta, de ser un espectador más o menos divertido -o aburrido- ante el espectáculo del circo en el que estaba, y construir su mundo del momento en base a las diversiones que ante él se desarrollaban, para pasar a ser ese estudioso que adquiere y después usa, una serie de conocimientos profundos de cómo funciona, no solo un circo, si no de forma general, todos los circos. Esto mismo es lo que nos pasaría si sacásemos la cabeza y en vez de sentir y usar nuestra lengua, Religión o Ideología, nuestras creencias y dogmas, o las costumbres generales de cada día, pudiésemos subir y observar-analizar nuestra cultura, grupo social, civilización o sistema de creencias o ritos, y poder estudiar no solo la nuestra, si no todas las demás culturas y civilizaciones. Sin estar inmersos e imbuidos de todas ellas. Es decir, interpretar el nuestro y los demás grupos sociales y sacar un esquema general de cómo funcionamos, como funcionan todos.
Si así lo hacemos veremos inmediatamente, como veríamos desde lo alto de aquella carpa, que los mástiles centrales o laterales, la propia carpa, las puertas de entrada, así como otras muchas dependencias y estancias son casi todas iguales en casi todas las carpas de circo del planeta. Es decir, si nos situamos en la posición de científicos, y analizamos nuestra cultura, creencias, sistema social y otros aspectos diarios, y también analizamos a la vez todas las culturas conocidas, tal como en 1.934 publicó, en su, Estudio de la historia, A. J. Toynbee, comprobaremos fácilmente que todas las estructuras sociales disponen de un tronco muy común y unas características que las hacen casi calcadas si excluimos las banderas o los nombres con los que cada una designa esto o aquello.
¿Qué diferencia hay, en el fondo, entre el Papa de Roma y el Secretario General del PCUS? ¿Entre los cardenales y los miembros del Politburó Central? ¿Entre cualquier presidente de una república con sus ministros? Y así sucesivamente. Comprobaremos que todos son personas muy preparadas, que mandan sobre los demás. Que sus poderes y competencias son calcados. Que los privilegios de los que gozan no son diferentes. Que suelen subir a esos puestos los más preparados –o que disponen de más influencia y contactos-, que dirigen sus colectivos exactamente igual. En todos los grupos sociales comprobamos su liderazgo ideológico –el conjunto de dogmas que les une y organiza- así como el líder momentáneo con poderes casi absolutos, las élites que claramente están detrás, las jerarquías de poder perfectamente formadas, disciplinadas y organizadas, la escala de privilegios y poderes. ¿Dónde están las diferencias? Y después están siempre los gobernados esperando que les caiga la instrucción, la orden, el sistema legal que, en el fondo, han de cumplir sin rechistar.
Con todo lo anterior lo que hemos aprendido es que ya no debemos seguir viendo el espectáculo en el circo, o vivir nuestras costumbres y creencias diarias sin reflexionar analizando el conjunto, si no obtener una serie de Conocimientos que nos enseñen a resolver todos nuestros problemas de organización social y de convivencia en equilibrio. Si así lo hacemos veremos que, igual que hemos hecho en otras disciplinas científicas, obtendremos y luego enseñaremos y usaremos, una visión científica para organizar nuestros grupos sociales de forma técnica. Podemos y debemos aprender cómo funcionan los grupos sociales organizados y usar todo ese acervo de conocimientos para establecer unas reglas que compongan una disciplina amplia y completa. Que sea práctica y válida.
En los siguientes artículos analizaremos los Conocimientos más importantes que debemos acumular y poner en práctica.
Sobre el autor
Carlos Gonzàlez-Teijòn es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.