En la pasada guerra del Golfo un periodista como vocero de las Fuerzas Armadas, con sus apariciones televisivas diarias se convirtió en el mejor sedante tranquilizador de la población israelí, afuera sucedía de todo, adentro dichas palabras colaboraban con la calma, eran su mejor componente.
Ahora, ésta crisis que no es de Israel solo, es universal, por ello mucho más temeraria, la encuentra con dos personajes que, con sus diarias presentaciones televisivas, con sus imágenes de serenidad y tranquilidad, aunque sus palabras y comentarios sobre lo por venir sean duros, en una similar situación, transmiten la tranquilidad que los habitantes requieren.
Por ello mis felicitaciones para el Primer Ministro Benjamín Netanyahu y para Moshé Bar Siman Tov, Secretario General del Ministerio de Salud, ambos, con sus gestos, palabras y explicaciones a nivel de pueblo convertidos en el mejor sedante tranquilizador de la población toda.
No importa si detrás de los cortinados hay preocupación, histerias y peleas, políticas y de las otras, éstas son imposibles que no sucedan, la sola presencia de Bibi Netanyahu las garantiza, la oposición las potencializa, nada que la población ignore, pero frente a ella tranquilidad y calma, garantías de seguridad.
Ayer a las 6 de la tarde en todo Israel los balcones se llenaron de aplausos, los autos y servicios públicos detuvieron sus marchas, todos al unísono sin divisiones políticas se unieron para agradecer a los servicios médicos y sanitarios, a todos aquellos que con su dedicación total colaboran para superar ésta dura situación universal.
En las complejas situaciones el humor forma parte de la terapia. Ayer comenzó a circular una pregunta, ¿en qué se parecen Netanyahu y el Coronavirus? Ante las respuestas más insólitas surge la respuesta, que ambos aparecen sólo 1 vez cada cien años.
Obviamente genera comentarios para todos los gustos.