El bullicio que una ciudad turística como Ávila, un 28 de marzo del 2020, en plena crisis de Coronavirus, ha desaparecido. Ni un alma.
La Estación de tren, la de autobuses, las avenidas, la muralla... todo vacío. Hasta la zona de aparcamiento de Carrefour, que un sábado como hoy debería estar atestado de vehículos, aparece desierto.
Para acceder a los centros comerciales se debe hacer cola, en la calle, y aguardar casi una hora hasta poder hacer la compra.