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OPINIÓN

Vamos a por la legislatura de la territorialidad

(Foto: CAM).
José Luis Úriz Iglesias | Lunes 18 de marzo de 2024
Cuando ya parecía que el PP tenía acorralada a su presa, Pedro Sánchez y su gobierno, con el caso Koldo-Ábalos y el lío por la amnistía surge la sorpresa con otro escándalo en el que está implicada Isabel Díaz Ayuso.

Dice el proverbio popular que “donde las dan, las toman” o que “a quien hierro mata, a hierro muere”.

Quizás la dirigente que durante los últimos años más lecciones ha dado a tirios y troyanos sea precisamente su protagonista. Cada vez que abre la boca es para pontificar y para presentarse como ejemplo de honestidad y coherencia.

Pues ahora resulta que con lo acontecido a su actual pareja Alberto González Amador se convierte de agresora en agredida en apenas décimas de segundo.

Estoy convencido de que, a muchos, entre los que se encuentra quien escribe estas líneas, esta circunstancia les ha supuesto un placer especial.

Ahora para defenderse saca el ventilador del victimismo para evitar que la opinión pública pueda culparla de algo.

Ignoro a la hora de escribir esta reflexión si lo conseguirá, pero lo que resulta evidente es que Ayuso se está beneficiando, al menos en su mejor nivel de vida, de este escándalo.

Vivir en un piso (ahora parece que dos) de lujo, moverse en un automóvil también de lujo, con dinero obtenido de manera supuestamente fraudulenta, no parece lo más ejemplar para quien aparecía como la adalid contra este tipo de comportamiento.

“A la política se viene llorada de casa” le escupía con saña a la anterior portavoz de Mas Madrid. Pues ahora esa máxima contundente cabe aplicársela a ella.

Ahora resulta que Ayuso y su pareja los compensan y además desde la mañana del 14 de marzo dicha ley está ya aprobada. 178 a favor y 172 en contra clamaba otra de sus puntos de mira, la presidenta del Congreso Francina Armengol, dando por aprobada una ley histórica; la “Ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña”.

Este país a partir de ese instante es más justo y más homologado al resto de la UE.

Resulta evidente que Pedro Sánchez es un político de raza de mucha suerte, porque a esta situación se le añade una nueva que le viene fantásticamente bien, la anticipación de las elecciones precisamente en Catalunya.

La torpeza de los Comunes rechazando sus presupuestos por algo tangencial como un proyecto del Hard Rock prácticamente obsoleto, le pone en bandeja un nuevo elemento a favor.

¿Quién se puede beneficiar y perjudicar de esta circunstancia? Puede parecer que a todos les pilla con el pie cambiado, pero al que menos al PSC.

Parece evidente que al PP no le benefician los dos procesos electorales que vienen. Ni en Euskadi ni en Catalunya su relevancia resulta especialmente importante, incluso podría definirse como de irrelevante.

Esta circunstancia debería llevarnos a una reflexión. ¿Puede y debe un partido irrelevante en los territorios vitales para el futuro de nuestro país gobernarlo? No parece lo más conveniente.

Así podríamos llegar a unas elecciones europeas vitales con el PSOE consolidado en el gobierno, habiendo pasado la prueba más difícil de la amnistía, gobernando de nuevo en Euskadi junto al PNV y ganando las elecciones catalanas incluso con la posibilidad de gobernar junto a ERC.

Incluso permitiría afrontar una vieja reivindicación del independentismo en lo referente a “la pela”; equipararse en el aspecto fiscal a Euskadi y Navarra.

Además, con un feo escándalo como el de Koldo-Ábalos diluido con el de la pareja de una Ayuso desactivada.

Eso nos llevará a unas elecciones europeas en las que lo que parecía hace apenas unas semanas iba a ser un paseo militar de las derechas, podría convertirse en justo lo contrario, lo que significará la consolidación de una legislatura larga, quizás completa.

En esas circunstancias incluso permitiría explorar la posibilidad de ejercer el demandado derecho a decidir, a través en una primera etapa del artículo 92 de nuestra Constitución.

Así como la legislatura anterior fue la de los aspectos sociales esta podría ser, una vez resueltos todos los obstáculos anteriores, la de la territorialidad, que permitiera al fin acabar con las tensiones centro-periferia heredadas de la Transición.

¿Podemos imaginar en Euskadi un gobierno PNV-PSE y al mismo tiempo en Catalunya otro del PSC-ERC? ¿Podemos imaginar ejercer el derecho a decidir?

Veremos…

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