La ubicación estratégica de Ávila, en lo alto de una colina y rodeada por montañas, la convirtió en un lugar ideal para establecer un asentamiento defensivo. Los celtas construyeron un castro en el lugar donde hoy se encuentra la ciudad, aprovechando las ventajas naturales del terreno para protegerse de posibles invasiones.
Con la llegada de los romanos en el siglo I a.C., Ávila se convirtió en un importante enclave militar y comercial. Los romanos fortificaron la ciudad y construyeron un acueducto para abastecerla de agua, cuyos restos aún se pueden admirar en la actualidad.
Durante la Edad Media, Ávila vivió un período de esplendor con la construcción de sus famosas murallas, que se completaron en el siglo XII. Estas imponentes murallas son uno de los símbolos más emblemáticos de la ciudad y han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ávila también es conocida por ser la ciudad natal de Santa Teresa de Jesús, una figura destacada en la historia religiosa de España. Su casa natal, convertida en un museo dedicado a su vida y obra, es otro punto de interés turístico importante en Ávila. Además, la ciudad cuenta con una impresionante catedral gótica, que data del siglo XII y es otro de los monumentos más destacados de la localidad.
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