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OPINIÓN

La dimisión de Esperanza

Martes 16 de septiembre de 2014

La sorpresiva dimisión de Esperanza Aguirre, como presidenta de la Comunidad de Madrid, es un jarro de agua fría para el pepé, que difícilmente podrá garantizar la continuidad política en esta autonomía tan importante en la actual coyuntura económica.



Esperanza ha sido desde siempre el ¨pepito grillo¨ de un partido presidido por Rajoy, que con sus últimas actuaciones frente al caso Bolinaga, por ejemplo, ha sido la voz de la conciencia del verdadero votante del pepé.

Se puede anticipar que va a ser difícil, muy difícil, conservar la autonomía con un vicepresidente, Ignacio González, muy preparado, pero muy gris. Con poco o nada de atractivo político. La frescura, la alegría, la rapidez de respuesta de Esperanza no la tiene, ni de lejos ese personaje que tiene techo de cristal. Su actuación en El Canal. Su poco clara relación con el ático de Marbella, y lo que vendrá, anticipan una difícil estabilidad en la presidencia de la Comunidad de Madrid. Madrid ha estado acostumbrada a que su líder, Esperanza, fuera todo un torbellino de ideas y de actuaciones. Ignacio nada tiene que ver. Se parece a Pujol. Los catalanes votaron a ese personaje gris durante una década a pesar de su falta de atractivo político. Dudo que los madrileños voten masivamente a este ¨pujol¨ en las próximas elecciones, de ser candidato, que eso está por ver.

La pluralidad que existía en la ejecutiva del Partido Popular se va a laminar. Con dimisiones y ausencias como la de Esperanza, Rajoy se relajará, pero a la larga perderá.


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