Domingo 12 de julio de 2015
Habría que prevenir a quienes deben ser internados en el hospital de Avila que en el interior de las habitaciones el calor les puede matar. Porque pasar un día y una noche en una habitación de la octava planta es como estar condenado al fuego del infierno.
Si en el exterior la temperatura rebasa los 35 grados centígrados, en las habitaciones deben ser de diez grados más.
Si esa alta temperatura ya es elevada para un humano sano, para uno enfermo debe ser fatal. Pero por mucho que protestes, en el sentido de que en la habitación se encuentra un paciente con delicado estado de salud, los médicos y enfermeros que atienden no pueden hacer nada. No está en sus manos.
Si nos acercamos a quejarnos a administración, nos encontramos unas instalaciones pulcras y frescas, con aire acondicionado que sólo disfrutan los jefes, mientras los enfermos y demás personal se fríen en el infierno del resto del hospital Nuestra Señora de Sonsoles.
Creo que si el hospital no dispone de las condiciones adecuadas para internar pacientes, deberían desviarlos a otras instalaciones preparadas.
Yo, desde mi punto de vista, solo se me ocurre que debe hacerse la advertencia a las familias para que intenten acudir a otro hospital y huyan como el demonio del de Nuestra Señora de Sonsoles, por lo menos en época estival. Los pacientes lo van a pasar todavía peor si son internados.
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