Particularmente afectado está Washington DC, donde viven unos 102.000 que trabajan en la Administración Federal, aunque nadie sabe cuántos están en su casa sin cobrar, o trabajando sin recibir sus cheques. Los empleados no cobran a falta de presupuesto aprobado por el Congreso, pero algunos de todos modos trabajan, los considerados “esenciales”. Son unos 800.000 los empleados afectados, un 40% de la nómina de la Administración federal, el mayor empleador de EE.UU. superando en medio millón de personas a Wal-Mart, la mayor empresa privada por número de empleados.
Por otro lado, Paul Light, de la Universidad de Nueva York, estima que la cantidad de trabajadores afectados de empresas privadas que tienen contratos con el Estado llega a 1,2 millones que, al contrario que los funcionarios, cuando se reabra la Administración no van a recibir sus sueldos atrasados. Bloomberg estima que el cierre cuesta a estas empresas privadas unos U$S 200 millones diarios.
Trump se aseguró que haya fondos hasta marzo para los 39 millones de ciudadanos que reciben cupones para alimentos, ya que el descontento podría ser mayúsculo si se termina el dinero para estos cupones. Y, entre otros, el Tesoro ha decidido que los que supervisan la concesión de hipotecas se mantengan operativos, para no provocar un 'crash' inmobiliario, en tanto que las autoridades de aviación han llamado a trabajar a expertos en seguridad aérea, aunque sin pagarles.
En muchos sitios - por caso, en el FBI, donde trabajan sin cobrar - han iniciado bancos de alimentos, o están lanzando campañas de crowdfunding o empeñando objetos personales. El cierre del Gobierno para los analistas, encuestados por Bloomberg, costará 0,25% del PBI en el primer trimestre, dejando al crecimiento abajo del 2%, y aumentando la posibilidad de recesión.
Por cierto, son políticos, pero no tontos y pueden dejar sin pagar los sueldos de los empleados, pero no dejarán de cobrar sus jugosos impuestos. Así, a los empleados del Internal Revenue Service (IRS, la agencia tributaria) se les ha ordenado trabajar, sin cobrar.
Y, hablando de impuestos, en el globo la riqueza de los billonarios aumentó en US$ 900.000 millones durante 2018, en tanto que los ingresos de la mitad más pobre de la población, cayó 11 %, según Oxfam que promueve el aumento de los impuestos a los ricos y derivarlos a los pobres para aminorar las desigualdades. Pero así lo que van a lograr es enriquecer a los políticos y aumentar la cantidad de pobres.
A ver. Los impuestos, aunque teóricamente estén dirigidos solo hacia los ricos, estos los derivan hacia abajo, subiendo precios o bajando salarios. En definitiva, lo que cobra el gobierno proviene principalmente de los más pobres, luego los políticos y burócratas se enriquecen porque se quedan con buena parte en sueldos -cuando no corrupción- y lo que vuelve a los pobres es notoriamente menos de lo que les quitaron.