Según informó el Arzobispado de Burgos, ese traslado, que en otras situaciones sería “un tanto preocupante para algunos de los responsables de la formación de los futuros sacerdotes y, en última instancia, para el mismísimo arzobispo”, en esta ocasión “se ha convertido en un auténtico cántico de esperanza” en plena pandemia por el coronavirus.
La Iglesia burgalesa considera que el nacimiento de la pequeña, que tuvo lugar el domingo, “ha supuesto una verdadera alegría para el medio centenar de personas sin hogar que, desde el pasado jueves, se aloja en el edificio del paseo del Empecinado”. La pequeña pesó casi cuatro kilos al nacer y tanto ella como su madre se encuentran en buen estado de salud.
A partir de ahora, madre e hija se hospedarán con las religiosas Teatinas, dado que tanto los pisos tutelados de Cáritas como los de servicios sociales del Ayuntamiento están al completo de su capacidad. De forma paralela, las religiosas siguen ayudando con la entrega de alimentos, además, entre las familias de su servicio de guardería que más sufren dificultades.
Cuando pase el estado de alarma provocado por el Covid-19, Cáritas intentará integrar a Sabrine y a su madre en el programa de Ain Karem, de ayuda a mujeres gestantes y madres en dificultad.
Según la información del Arzobispado de Burgos, la madre de Sabrine es de origen marroquí y tiene otros tres hijos. Llegó a España a comienzos de año forzada a trabajar en la recolección de la fresa en Huelva. Al verse limitada para ello por su embarazo, huyó hasta Burgos, donde ha sido acompañada por el programa de Personas Sin Hogar de Cáritas.