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OPINIÓN

Del kaos al logos (XXXXXII): Epílogo final

Carlos González | Domingo 07 de junio de 2020
La idea global y única que quiero trasmitir con estos artículos, que pasarán seguramente a constituir un libro con este título, del Kaos al logos, es que el ser humano ha nacido, cual niño, empujado a la vida por unos poderosos muslos de mujer, la Madre Naturaleza, y en base a esos Genes, a los que llamamos, instintos, ha caminado hasta nuestros días.

Él, como tal alegre infante, ha creído que actuaba por su voluntad, con su autonomía, pero no ha sido consciente que no podía hacer otra cosa que lo que su madre había depositado en él. Debía comer –tenía hambre-, debía buscar ropas y un refugio –sentía frio o calor-, debía aparearse –sentía unos deseos irrefrenables e incomprensibles de juntarse machos y hembras-, y además sufría la confrontación contra otros de su especie, y esta competencia daba pie a que se produjese una selección –solo los más fuertes y sanos podían cubrir a las hembras-, esto le llevaba a buscar el poder y el reconocimiento social por parte de los demás miembros, que, a la vez, se enfrentaban constantemente entre todos ellos.

En su mente comenzó con la elucubración, la invención y después por la teorización. Solo mucho más tarde supo extraer, almacenar y enseñar conocimientos objetivos. Hasta entonces todo fue instinto y mera reacción frente al entorno con los estímulos naturales y el rechazo y superación del dolor. Nuestro gran director. Este dolor es el que nos ha regido siempre. Solo dejábamos de hacer aquello que nos causaba dolor.

No es hasta 1943 cuando Abraham Maslow nos hace ser conscientes que solo aquellos cinco deseos naturales instintivos nos regían con mano de hierro: La búsqueda de la Seguridad, la Comida y bebida, los Afectos, El deseo de reproducción y, si alcanzábamos la mayoría de los anteriores, el Reconocimiento social. Entorno a ellos se han construido todas y cada una de las culturas y civilizaciones. Lo que hemos hecho como Especie Humana es responder a esas necesidades, y buscar satisfacerlas según el entorno nos ha permitido. Todo lo demás es pura elucubración, ensoñación, fantasía…

En los momentos actuales ya disponemos de gran cantidad de conocimientos sobre nuestra biología, nuestra psicología, la sociología, las leyes físicas y químicas que rigen la naturaleza, y por ello, ya podemos -yo entiendo que debemos- organizar nuestras conductas, tanto individuales como grupales, así como la organización social, de forma racional, científica, en base a ese gran acervo de conocimientos de los que ya disponemos.

Esto anterior es lo que significa pasar del Kaos inicial, instintivo e inconsciente, a elaborar esquemas de conducta basados en los mejores conocimientos de los que podamos disponer, de nosotros y de todo nuestro entorno. A esto es a lo que llamamos… Logos. Ser conscientes de… Actuar y planificar con conocimientos.

Al final cada uno, y cada grupo social actuará como crea conveniente, unos seguirán rigiéndose por sus creencias, sus costumbres, los dogmas de sus profetas o con las ideas que lleven en sus respectivas cabezas. En muchas ocasiones siguiendo esta conducta con los ojos cerrados y no queriendo ver el destrozo y la rabia que van causando. En otras simplemente por torpeza, y por el capricho de no querer estudiar previamente cual va a ser el resultado de su acción.

Otras culturas más modernas sí comenzarán a actuar basándose en los conocimientos objetivos de los que ya vamos disponiendo. Estas incluso sabrán en base a esos principios donde se están equivocando y rectificarán lo antes posible.

A ambos le digo que, en el fondo, no se preocupen en absoluto, a la madre Naturaleza no le importa nada de todo esto. A ella solo le importa el resultado, ella solo sigue con los que sobrevivan. Aquellos que vayan por el camino que les facilite la supervivencia seguirán, los demás perecerán y ya nadie se acordará de ellos. ¿A alguien le preocupa ahora que fue de los Etruscos, de los Asirios, de los Fenicios? Perecieron y ya está. Solo están en bibliotecas y museos.

Las personas y los grupos sociales organizados que quieran regirse por sus ideas y creencias que lo hagan, al final no le va a importar a nadie y menos a la Naturaleza. ¿Qué la Especie humana se auto-extingue por sus errores? No importa, la naturaleza seguirá con virus y bacterias, con las especies que queden, y si puede, volverá a comenzar…

Lo que sí debemos ser conscientes la Especie Humana, es que es a nosotros a quienes debe importarnos nuestra Supervivencia. Ahora, al ser conscientes, ya somos responsables de ella. Ya no podemos culpar a nadie.

Ya disponemos de muchos conocimientos de lo que hacemos bien y lo que hacemos mal. La regla que medirá ese bien o ese mal, es el deseo de que queramos sobrevivir, o no. Y que lo vayamos consiguiendo…O veamos el peligro de perecer…Y rectifiquemos. Porque ya sabemos que solo hay dos caminos: O seguimos basándonos en nuestros Espíritus, le llamemos como queramos a esos Dioses, -o seguimos hablando de Libertad, Igualdad, Ética o Justicia, que para el caso es lo mismo porque como a tales dioses espirituales les tratamos- o montamos Institutos de investigación y aplicamos esos Conocimientos aprendidos, y, por supuesto, con otros muchos que aún debemos experimentar y ordenar.

Al Loro.

Sobre el autor

Carlos Gonzàlez-Teijòn es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial Letras de autor.

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