El fundamento irrompible del que partimos es el de una verdad indiscutible: La Especie humana es un animal de grupo. Todo su quehacer es siempre colectivo. Porque aún las acciones, manifestaciones, o simples pensamientos individuales siempre están referenciados al grupo social al que pertenecemos. Ya sea la simple familia, nuestra estructura religiosa o ideológica, o el estado al que pertenecemos. Por ello, por esa necesidad de vivir en grupo y establecer unas jerarquías, poderes y privilegios, así como las obediencias y sumisiones, tenemos que llevar a cabo una organización política que trate de resolver, en la medida que pueda, esa necesidad de dar salida a los inevitables e imprescindibles conflictos de confrontación diarios, con el mejor equilibrio posible. Para eso se construyen todas las ideologías sociales les llamemos como les llamemos, religiones, ideologías, movimientos políticos, culturales o económicos.
Como hemos de vivir en grupo, y hemos de organizarnos, surgen nuevas propuestas políticas que pretenden resolver nuestros problemas. Cuando aparecen de forma fácil y con propuestas simples y ramplonas, se le denomina, Populismo. Estudiémoslo.
Dado que estamos en un grupo social que pretende ser organizado, encontramos la estructura de todo grupo: Un Liderazgo destacado al frente – No hay movimiento populista que no presente de forma clara, directa y con plenos poderes a un líder incuestionable, ya sea, Hugo Chávez, Fidel, Hitler, Pablo Iglesias, Mao, Trump, Marine le Pen…- Una jerarquía que no debe discutirse ni ser reemplazable, -El Partido Comunista. La estructura de Podemos, del Frente Nacional, de los seguidores de Trump- y siempre con sus élites al frente. Bien con instituciones o comités claros, bien con nombres propios, al lado del líder siempre aparecen los diez o doce personajes que construirán la élite futura –piénsese en todos los que acompañaban a Lenin, a Hitler, Mao, los comandantes de Fidel, los comandantes Sandinistas, los Monedero, Bescansa y Errejón de turno- . Y detrás de ellos siempre, siempre, siempre…Las masas obedientes. Lo que siempre denomino, los Administrados. A los que solo se les concede el derecho a obedecer y ser fieles seguidores. Al que se le ocurra intentar jugar otro papel, aunque sea con la simple palabra, siempre es laminado sin contemplación.
Las propuestas siempre son las mismas: Esto lo resolvemos nosotros –y solo nosotros- Ningún movimiento de este tipo habla nunca de pactos o uniones con otras fuerzas por próximas que sean. Si analizamos la historia del Cristianismo, del Judaísmo o del Islam (veamos simplemente la bajada de Moisés del monte Sinaí) o de todos los movimientos de cualquier partido Comunista en todos los continentes, a los primeros y que con más saña masacraron fue a los movimientos más similares.
Las promesas siempre son a ciegas. Lo que debéis hacer es seguirme sin rechistar y yo os llevaré a la solución fantástica de todos los males. Se ha de obedecer ciegamente al liderazgo que nace, y toda la estructura está diseñada para reprimir y machacar a todo aquél que no manifiesta una fe inquebrantable en los postulados y el liderazgo.
Dicho liderazgo siempre es unipersonal –basta con ver los movimientos sociales de finales del XIX y todo el XX que, pese a ser democráticos, republicanos y constructores de instituciones y estructuras políticas colectivas y complejas, siempre “Adoraron hasta la divinidad” a sus líderes y estos fueron más únicos que los propios Papas de Roma, y él goza de todos y cada uno de los poderes sociales. Hasta el punto de cambiar absolutamente de camino o rumbo y donde no cabe la más mínima disidencia. Fidel se proclamó primero Anti-marxista y luego marxista. Mussolini fue socialista y luego Fascista. Stalin fue anti patriota y después el más decidido defensor de la Madre Patria, Anti-Alcohólico y luego gran destilador de vodka.
En fin…
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.