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Lecciones Talibán (9)

Por Carlos González
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bergidahotmailes/7/7/15
viernes 10 de diciembre de 2021, 19:31h

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Como estamos en un conflicto -ya sabemos que vida y conflicto son la misma cosa- y nosotros debemos -inexorablemente- pertenecer a un bando contendiente, no cabe duda alguna que estamos con el bando llamado Occidente. Nosotros somos esa cultura. Por eso surge una pregunta muy clara: ¿Qué debe hacer en este momento nuestra cultura, Occidente?

Respecto a la respuesta es cierto que surgirán distintas posturas de cómo debemos comportarnos en este conflicto, y que decisiones debemos tomar. Ésta es nuestra riqueza, que pretendemos, y sabemos un poco, pensar.

Tampoco cabe duda alguna que unos dirán que es mejor no luchar y que otros propondrán que debemos de hacerlo de esta o aquella manera, o que simplemente debemos aplicar la diplomacia y la negociación y nada de luchas. Pero esta es nuestra cultura -como la de los Sioux en el Tipi o los Vikingos en la Casa comunal- que nos reunimos, damos la opinión libremente y después se adopta una decisión común (la Ley). Este es nuestro régimen parlamentario con sus actas correspondientes y la obligación de todos de cumplirlas una vez agotado el debate. Ellos, los Talibán, siguen la suya, dicen que todo quedó resuelto hace 1.300 años. Que un señor en un libro, eso sí totalmente inspirado por Dios, ya dejó dicho para siempre cual es la verdad. Y que los seres humanos solo pueden obedecer y cumplir lo escrito. Islam significa, “El que se somete”.

En mi caso concreto doy por escrito mi humilde opinión de lo que mejor debe hacer Occidente, bando al que pertenezco: Debe en principio mantenerse al margen. Con cierta distancia. Que no se nos pueda acusar de estar inmiscuidos. Pero mirando atentamente y tomando nota de todo lo que sucede porque al final tendremos que resolverlo. Y después, -como con nuestro conocimiento ya podemos predecir más o menos lo que va a pasar-, debemos actuar para ayudar lo que podamos para que el verdadero pueblo Afgano, y los nuevos líderes y autoridades que surjan, y que quieran llevar a su estado a la asamblea de Naciones Unidas y a formar parte de la comunidad mundial, puedan hacerlo. Una vez juzgados los verdaderos responsables de estas pequeñas tragedias -y de las mucho más grandes que van a cometer-, facilitar al máximo a los habitantes del nuevo Afganistán, que puedan vivir y convivir como auténticos Seres Humanos que son. Debemos ser generosos y facilitarles el camino.

Nosotros debemos mirar hacia delante. Hasta ahora hemos hecho lo que hemos podido. Salió mal el revés de la toma del poder por los Talibán. Pero nosotros no hemos cometido las atrocidades que ellos ya han demostrado, y, lo que es peor, por nuestros conocimientos de la historia política sabemos que el devenir de los acontecimientos les llevará a cometer otras aún más atroces.

Occidente debe aplicar su cultura, la que ha resultado desde Grecia y Roma hasta la actualidad. La que nos enseñó Aristóteles, la del análisis de los hechos, de la ciencia y del Conocimiento. La que nos enseño Cicerón y Justiniano, actas y leyes claras aprobadas por los parlamentos y aplicación justa por los jueces.

Los conocimientos contrastados de los que ya disponemos de Historia, Sociología, Política y, sobre todo, Psicología social, nos enseñan que podemos predecir con cierta amplitud lo que va a pasar, y cual va a ser el resultado de esta aventura. Para el devenir de la historia algo pequeño, pero por desgracia para las personas afectadas, que serán muchas y variadas, algo terrible. Occidente debe estar preparado en todo momento y con todos los medios posibles para ayudar y reparar ese dolor humano.

Nuestra grandeza es nuestra responsabilidad, y ahora lo vamos a demostrar. No esperemos que ni Chinos ni Rusos y menos aún otros estados de religión Islámica, el peor Pakistán, acudan en su socorro y ayuda. Pero nosotros sí debemos hacerlo cuando el humo de la explosión lo barra el viento.

Se va a poner a prueba la validez de las distintas Culturas que ejercen un verdadero Liderazgo-Cultural y que son las que están contendiendo en este conflicto. Al terminar la batalla se verá cuál triunfa. Si nosotros aplicamos la nuestra: La de la convivencia de todos los ciudadanos. La de la legitimación de las autoridades de turno por elección de sus compatriotas, y no por designación de un libro sagrado de hace cientos de años ni por un partido llamado comunista que dice que el es el único que puede disponer del poder. Si seguimos defendiendo la primacía del derecho y su aplicación justa por jueces independientes. Si defendemos la igualdad de todos los seres humanos ante la ley, sin discriminación de género, orientación sexual, color o raza, todas las demás culturas sucumbirán, y Occidente será el único triunfante.

Si actuamos con conocimientos científicos y aplicamos lo aprendido y puesto en práctica por nuestra cultura, les demostraremos a los Talibán, y al resto del planeta, que dice combatirnos y alegan cierta superioridad moral, que ya Francisco de Vitoria dejó dicho, “Que todos los ciudadanos disponemos de la misma alma, y somos iguales ante todos los dioses”, y que un tal Abraham Lincoln ya dejó escrito, y luchó por ello que… “La sumisión y obediencia ciega, es decir, la esclavitud… se ha terminado…”.

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