Días más tarde, ya en Lisboa, se les unirá otro grupo de 52 personas que participan únicamente en los días centrales en la capital lusa, con lo que en total serán unos 200 los jóvenes de Ávila que participan en la JMJ de este 2023 en el país vecino. Todos ellos fueron ayer enviados por Mons. Rico García, en una celebración en la Catedral, donde les impartió su bendición.
Los jóvenes abulenses serán acogidos en la diócesis portuguesa de Madeira, donde se alojarán en familias hasta el 31 de julio, fecha en la que partirán hacia Lisboa. Durante los DED (días en las diócesis) los jóvenes de Ávila descubrirán la realidad de la Iglesia portuguesa y sus costumbres religiosas. Así ocurrió también en agosto de 2011 cuando Ávila acogió a cerca de 10.000 peregrinos procedentes de todo el mundo, que participarían después en la JMJ de Madrid.
El objetivo es integrar a peregrinos de todo el mundo en las comunidades parroquiales de las distintas diócesis del país. Durante esos días, los participantes conocerán la región que les acoge, así como la Iglesia local y sus características específicas, alojándose en casas de familia, en las parroquias o en instalaciones públicas.
Ya en Lisboa, se les unirá el segundo grupo de nuestra diócesis. Previo a la Jornada Mundial de la Juventud, el día 31 de julio se celebrará un encuentro de españoles en la capital lisboeta, en el Passeio Marítimo de Algés. La JMJ se extenderá del 1 al 6 de agosto, con la participación de más de 600.000 peregrinos de todo el mundo, 40.000 de ellos españoles.
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un encuentro de jóvenes de todo el mundo con el Papa. Es, además, una peregrinación, una fiesta de la juventud, una expresión de la Iglesia universal y un fuerte momento de evangelización del mundo juvenil. Se presenta como una invitación a una generación determinada en construir un mundo más justo y solidario. A pesar de su identidad claramente católica, está abierta a todos, tanto a los más cercanos a la Iglesia, como a los más distanciados.
Tiene lugar todos los años en las diócesis, con ocasión del Domingo de Ramos, y cada dos, tres o cuatro años con carácter internacional en una ciudad elegida por el Papa, y contando siempre con su presencia. Reúne a millones de jóvenes para celebrar la fe y su pertenencia a la Iglesia.
Desde su primera edición, que tuvo lugar en la ciudad de Roma en 1986, la Jornada Mundial de la Juventud destaca como un laboratorio de fe, un lugar de nacimiento de vocaciones para el matrimonio y la vida consagrada y un instrumento de evangelización y transformación de la Iglesia.
Pretende proporcionar a todos los participantes una experiencia de Iglesia universal, fomentando el encuentro personal con Jesucristo. Es un nuevo impulso a la fe, a la esperanza y a la caridad de toda la comunidad del país de acogida. Teniendo como protagonistas a los jóvenes, la Jornada Mundial de la Juventud busca, también, promover la paz, la unión y la fraternidad entre los pueblos y las naciones de todo el mundo.
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