La primera, que resulta ser una cruel paradoja, es la joya que filmó Steven Spielberg; “La lista de Schindler”, donde se escuchan diálogos terribles entre sus protagonistas, el nazi moderado Liam Neeson y el judío colaborador Ben Kingsley, que se podrían aplicar al momento actual abriendo algunos interrogantes.
¿Cómo es posible que un pueblo que sufrió el machaque de los nazis hasta casi su exterminio, sea capaz de aplicar la misma receta con los palestinos?
¿Qué transformación moral y ética se ha producido en su seno para que consientan las locuras de un nazi como Netanyahu?
Recomiendo volver a visionar de manera crítica y con mente abierta ese film desde la perspectiva actual.
La segunda película resulta ser bastante más profunda. Apocalypse Now es en mi opinión el número uno, una joya.
En ella podemos escuchar y ver uno de esos diálogos que estremecen, que se introducen en tu interior pasando de tu cerebro a tus entrañas.
Es el que se desarrolla entre el enigmáticos coronel Walter E. Kurtz interpretado de manera magistral por Marlon Brando y el capitán Benjamín L.Willard que interpreta Martin Sheen.
Es terrible en su forma; oscuridad, fuego, siniestra, y en su fondo dadas las disquisiciones que Kurtz va lanzando a Willard.
En un momento dado le lanza la palabra clave; el “horror”, que sintetiza todo la que ha ido observando y lo que le quedaba aún.
“El horror” como concepto que definía la maldad que es capaz de experimentar el ser humano contra otros seres humanos.
Recomiendo visionarla también y acompañarla de la lectura del libro en la que se inspiró; “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad.
El “horror” lo vio y vivió Conrad en África, está en la película de Coppola y ahora de nuevo en tierras de Israel y especialmente en Gaza.
El “horror” brutal, despiadado que practicaron los terroristas de Hamás y ahora como venganza cruel y con falta absoluta de ética que aplica Netanyahu y su gobierno repleto de radicales extremistas, nacionalistas, fascistas, nazis.
Los centenares de bombas lanzadas de manera indiscriminada contra la población civil de Gaza, ser capaz de manera cruel e inhumana de dejarles sin alimentos, combustible, medicinas y lo que aún es peor, sin agua, lleva ese “horror” a su máxima expresión.
¿El resto que hace, que hacemos? EE.UU. apoyar sin fisuras a Israel y su venganza, Rusia y China esperar a aprovecharse de las aguas revueltas, Irán azuzar el avispero.
Mientras la UE y el resto de países árabes ni están, ni se les espera.
En nuestras sociedades más de lo mismo, una mayoría se ha quedado anclada en el ataque de Hamas, otra calla de manera cobarde y una minoría practicamos eso tan denostado como la equidistancia, denunciando de la misma manera los crímenes de un grupo terrorista y la de un estado que copia los métodos que su pueblo sufrió en el pasado.
Pero no podemos, no debemos quedar parados ante esta dificultad. Los que no tenemos acceso al poder debemos alzar la voz cada vez más fuerte y los que sí tienen actuar. A través de la ONU, de la UE, incluso como se ha hecho en la agresión de Rusia contra Ucrania, la OTAN.
Aquí de nuevo surgen las contradicciones. ¿Acaso no es igual o parecido el “horror” que está practicando Rusia que el de Israel? ¿No inició Rusia su ataque alegando las incursiones de Ucrania en el Dombás? ¿Por qué entonces no reaccionar de igual manera?
Boicoteando económicamente, políticamente, deportivamente a Rusia y también a Israel. Al igual que se ha llevado a Putin al tribunal de derechos humanos como criminal de guerra hacerlo con Netanyahu.
En estos instantes son 9 millones de judíos contra 800 millones de árabes. Muchos van a tener que asesinar para vencer de la manera que desean, arrasando.
Gaza como Vietnam en su día, está viviendo el “horror” de quienes se llaman civilizados. El “horror” dentro de su “horror”.
Algo debemos hacer, tenemos obligación moral y ética.
No en mi nombre. No en nuestro nombre.
Veremos…