Enclavada en la provincia de Ávila, la localidad de Vega de Santa María es un pequeño pero significativo núcleo rural que combina historia, arquitectura y tradición. Con una población censada de aproximadamente 120 habitantes, este municipio mantiene viva la esencia de la Castilla más auténtica, donde el tiempo parece transcurrir a un ritmo más pausado, entre campos de cultivo y vestigios de un pasado ligado a la historia de la región.
Una Iglesia Testigo del Pasado
El principal emblema patrimonial de Vega de Santa María es, sin duda, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo que se alza sobre una loma a las afueras del núcleo urbano. Su ubicación, ligeramente apartada del caserío, le confiere una imagen de soledad y misticismo, acentuada por el cementerio adosado a su cabecera y extendido por el flanco norte. Esta disposición, habitual en muchas iglesias rurales, refuerza la conexión entre lo sagrado y la memoria de los que ya partieron.
La iglesia es una joya arquitectónica que muestra una combinación de estilos fruto de diferentes ampliaciones y reformas a lo largo de los siglos. Su elemento más llamativo es el ábside mudéjar, una estructura en ladrillo con una curiosa disposición decorativa de hiladas a sardinel, un testimonio del legado musulmán que impregnó la arquitectura castellana. A esta construcción original se le suman elementos del siglo XVI, como la nave con grandes arcos formeros escarzanos y una cubierta con armadura de par y nudillo ricamente decorada, reflejo del esplendor del arte mudejarizado en tierras abulenses.
Uno de los elementos más característicos del templo es su torre, que se mantiene erguida con dignidad pese al paso de los siglos. En su estructura aún se pueden apreciar restos de esgrafiados, una técnica decorativa utilizada en la arquitectura castellana para embellecer los muros con motivos geométricos y vegetales. Este detalle, aunque discreto, otorga un valor añadido a la iglesia, que se convierte en un testimonio material del pasado artístico de la región.
Un Pueblo con Raíces en la Tierra
Más allá de su patrimonio, Vega de Santa María es un municipio que ha mantenido su esencia agrícola. Su economía se sustenta principalmente en la agricultura de secano, con cultivos tradicionales como el trigo, la cebada y otros cereales que han sido la base del sustento de la población desde tiempos inmemoriales. La ganadería también tiene un papel importante, especialmente con la cría de ovino y vacuno, aunque en menor medida que en décadas pasadas.
La despoblación y el envejecimiento de la población son desafíos que enfrenta el municipio, como ocurre en muchas localidades del entorno rural castellano. Sin embargo, la cercanía a otros núcleos de mayor tamaño y la mejora de infraestructuras han permitido que algunos habitantes mantengan una vida activa, combinando el trabajo en el campo con empleos en localidades cercanas.
Un Paisaje de Tradición y Silencio
El entorno de Vega de Santa María está marcado por las extensas llanuras castellanas, un paisaje sereno y austero que cambia de tonalidad con las estaciones. En primavera, los campos se tiñen de verde y amarillo con los cultivos en crecimiento, mientras que en verano el dorado de los trigales evoca imágenes de una Castilla eterna. El invierno, con sus cielos grises y sus heladas, refuerza la sensación de un pueblo enraizado en la historia, donde cada piedra y cada callejuela cuentan una historia.
A pesar de su tamaño reducido, Vega de Santa María es un lugar con una identidad propia, donde la iglesia y su cementerio no solo son hitos arquitectónicos, sino también símbolos de una comunidad que ha sabido resistir el paso del tiempo. Un rincón de Ávila donde el pasado y el presente se dan la mano en un diálogo silencioso, pero lleno de significado.