www.lavozdeavila.com

Oco: El pequeño gigante histórico visigodo de Ávila

Escucha la noticia

En las alturas de la Sierra de Ávila, a 1.360 metros sobre el nivel del mar, se esconde Oco, un municipio perteneciente a La Torre que desafía las estadísticas con su diminuta población de apenas dos habitantes. Este rincón abulense, encaramado en el Valle Amblés, no solo es un ejemplo de resistencia rural, sino también un guardián silencioso de tesoros arqueológicos que conectan con el pasado visigodo de la península.

Un pueblo que respira historia
Oco, con su paisaje granítico y sus calles desiertas, parece detenido en el tiempo. Sin embargo, su verdadero protagonismo histórico emerge en la Necrópolis de Oco, un cementerio altomedieval (siglos VIII-XI) excavado en la roca. Con alrededor de 20 sepulcros dispersos entre afloramientos graníticos, este sitio funerario refleja las costumbres de comunidades cristianas que habitaron la zona. Las tumbas, algunas orientadas hacia Jerusalén según el ritual cristiano, y otras adaptadas al terreno, sugieren una mezcla de tradición y pragmatismo. Curiosamente, muchas fueron reutilizadas durante siglos, incluso hasta épocas recientes, evidenciando un vínculo emocional con los antepasados.

Economía: Raíces en la tierra y el pastoreo
La economía de Oco, como la de sus antepasados visigodos, se ha sustentado tradicionalmente en la ganadería y la agricultura de subsistencia. Las comunidades altomedievales que utilizaron la necrópolis dependían de rebaños y cultivos marginales, aprovechando los recursos de una zona escarpada y alejada de los conflictos fronterizos entre musulmanes y cristianos. Hoy, aunque la población es testimonial, el legado agroganadero persiste, enlazando el presente con un pasado donde la tierra era sinónimo de supervivencia.

Fiestas patronales: La sombra de la despoblación
La extrema reducción demográfica de Oco —que en 2011 ya contaba solo dos residentes— ha borrado casi por completo su calendario festivo. Las celebraciones, si las hay, quedan diluidas en el municipio matriz de La Torre, del que depende administrativamente. No obstante, la esencia comunitaria podría resurgir en fechas señaladas, donde los pocos habitantes y visitantes honran a santos locales, manteniendo viva la chispa de una identidad que se resiste a desaparecer.

Un futuro entre piedras y memoria
Oco no es solo un pueblo; es un museo al aire libre. Su necrópolis, con vistas panorámicas al Valle Amblés, atrae a curiosos y estudiosos, mientras su silencio invita a reflexionar sobre el éxodo rural. En un mundo que avanza hacia lo urbano, este municipio abulense desafía al olvido, recordándonos que hasta en los lugares más pequeños laten historias gigantes.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios