En el corazón de la provincia de Ávila, a escasos tres kilómetros de la imponente capital amurallada, se alza Narrillos de San Leonardo, un pequeño municipio que, aunque hoy forma parte del término municipal de Ávila, conserva el encanto y la identidad de un pueblo con raíces profundas. Este barrio anexionado, que hasta 1976 fue un municipio independiente, es un reflejo de la vida rural castellana, donde el pasado histórico y las tradiciones se funden armoniosamente con la cercanía a una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad.
Un pueblo de 280 almas y vistas privilegiadas
Con una población aproximada de 280 habitantes, Narrillos de San Leonardo es un lugar donde la tranquilidad reina y el bullicio de la urbe parece desvanecerse. Situado al noroeste de Ávila, este enclave ofrece a sus vecinos y visitantes una privilegiada panorámica de la ciudad, con sus murallas medievales recortándose contra el horizonte. La carretera AV-P-101, dependiente de la Diputación Provincial de Ávila, es la vía que conecta este rincón con el mundo exterior, serpenteando entre paisajes que evocan la esencia de Castilla y León. Desde lo alto del pueblo, donde se ubican los depósitos de agua, las vistas no solo abarcan Ávila, sino también el propio Narrillos, con su silueta humilde pero cargada de historia.
En el siglo XIX, según registros históricos, la localidad ya contaba con 130 habitantes, una cifra que ha crecido moderadamente con el paso del tiempo, aunque su integración en el municipio de Ávila ha marcado un antes y un después en su desarrollo. Hoy, sus calles estrechas y sus casas de arquitectura tradicional, muchas construidas con piedra de granito y madera, invitan a un paseo pausado, como si el tiempo se resistiera a acelerar su marcha.
La iglesia de San Leonardo: un templo con legado prehistórico
El alma de Narrillos de San Leonardo tarde con fuerza en su iglesia, dedicada a San Leonardo Mártir, un edificio que no solo es el epicentro espiritual del pueblo, sino también un testigo silencioso de su pasado. Aunque no se conservan detalles exhaustivos sobre su construcción, su sencilla estructura responde al estilo de las iglesias rurales de la zona, con una fachada austera pero acogedora. Junto a la puerta principal, un detalle singular captura la atención: un Verraco Vetton, una escultura en piedra de origen prerromano que representa un toro o jabalí, datada en el siglo XVI. Esta pieza, símbolo de la cultura celtíbera que pobló estas tierras en la Edad del Hierro, es un recordatorio de que Narrillos no es ajeno a las capas de historia que han moldeado Castilla.
La iglesia no está sola en su plaza. A su lado, la fuente de los Tres Caños y el pilón aportan un toque pintoresco, mientras que el entorno invita a imaginar las generaciones que han pasado por allí, desde los repobladores cristianos tras la conquista de Toledo en el siglo XI hasta los vecinos actuales que mantienen viva su esencia.
Una economía sencilla, sostenida por la tradición
La economía de Narrillos de San Leonardo no presume de grandes industrias ni de ostentosos proyectos. Aquí, la vida gira en torno a las actividades tradicionales y la cercanía con Ávila. La agricultura y la ganadería, pilares históricos de la región, siguen siendo el sustento de muchas familias, con cultivos adaptados a la altitud de más de 1.100 metros sobre el nivel del mar y pastos que alimentan al ganado en estas tierras altas. Pequeños negocios locales, como la panadería Tahona Araujo, aportan un toque de cotidianidad, ofreciendo productos que mantienen el sabor de lo artesanal.
La integración al municipio de Ávila ha abierto nuevas puertas, permitiendo que algunos vecinos trabajen en la capital o se beneficien de su dinamismo económico, especialmente en sectores como el turismo y los servicios. Sin embargo, Narrillos no ha perdido su carácter rural, y su economía sigue siendo un reflejo de la simplicidad y la resiliencia de sus gentes.
Fiestas patronales: el latido festivo de San Leonardo
Si hay un momento en que Narrillos de San Leonardo se viste de gala, ese es el primer fin de semana de agosto, cuando las fiestas en honor a San Leonardo Mártir llenan el pueblo de vida. Este evento, que combina devoción y celebración, es el punto culminante del calendario local. Las calles se engalanan, los vecinos se reúnen y las actividades se suceden: desde misas solemnes en la iglesia hasta verbenas que resuenan bajo el cielo estival. Uno de los platos fuertes es la Carrera Popular, una tradición que en 2023 celebró su decimonovena edición y que atrae a corredores de todas las edades, con categorías que van desde los más pequeños hasta los veteranos, recorriendo un circuito mixto de asfalto y tierra de 6.500 metros.
Las fiestas no solo son una muestra de fervor religioso, sino también una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios. A ellas se suman otras celebraciones menores a lo largo del año, como las actividades navideñas, donde la Asociación de Vecinos de Narrillos ha destacado en concursos como el 'Ilumina Ávila en Navidad', demostrando la creatividad y el espíritu colectivo del pueblo.
Un lugar donde el pasado y el presente conviven
Narrillos de San Leonardo es más que un apéndice de Ávila; es un lugar con alma propia, donde la historia se respira en cada rincón y la vida transcurre con la calma de quien sabe que no necesita apresurarse. Entre su iglesia centenaria, su verraco milenario y las fiestas que lo animan, este pequeño municipio de 280 habitantes ofrece una mezcla única de tradición, sencillez y orgullo local. Un destino discreto, sí, pero cargado de personalidad, que invita a descubrirlo a pie, con los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto a dejarse sorprender.