La diva realizó un trayecto en un Cadillac negro por las calles neoyorkinas, en el cual deslumbró a los miles de Little Monsters que la esperaban, con un vestido negro de estampado floral y trasparencias que dejaban ver su parte trasera, la cual permanecía al descubierto,
Llegó al Guggenheim de la capital del mundo, donde otros cientos de invitados la esperaban con indumentarias del mismo estilo que la cantante.
Pero la presentación de Fame no se iba a quedar simplemente en eso, ya que la extravagante diva sorprendió a sus invitados tatuándose su nuca, la cual previamente se había rapado en solidaridad con la muerte de la madre de su amigo, el fotógrafo Terry Richardson; todo en directo y realizado por el conocido tatuador Mark Mahoney.
Cuando Lady Gaga dijo que su perfume y su presentación iba a sorprender a todo el mundo, no se equivocaba en absoluto.