Finales del siglo XIX la inquieta mente de Bram Stoker creaba a Drácula, un ser venido de las tinieblas que se alimentaba ;de sangre, perdía sus poderes con el sol y dormía en un ataúd. Su inspiración era Vlad III, conocido como El Empalador, apodo ganado a pulso ya que tenía la costumbre de ensartar a sus enemigos en picas.
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