Según informó la productora, el trabajo, que podrá verse durante esta semana en la sala del Pequeño Cine Estudio de la capital, se remonta a 1999, cuando el Ayuntamiento de Ávila aprobó un plan de ordenación urbana que recalificó como urbanizables los terrenos donde la documentación histórica señalaba que debía encontrarse la maqbara.
Cuando el constructor que compró los terrenos empezó a trabajar en ellos se constató la ubicación exacta de la gran necrópolis. A partir de entonces, recuerdan los cineastas, se produjo un enfrentamiento entre los que defendían su conservación y los que apostaban por su estudio y posterior destrucción para materializar la construcción de la urbanización prevista.
Entre los primeros se encontraban múltiples especialistas, estudiosos y entidades, entre ellas la Universidad de Oxford o el Ministerio de Cultura de Francia, además de varias universidades españolas. La segunda opción sólo la defendieron los gobiernos del Ayuntamiento de Ávila y de la Junta de Castilla y León, que lograron que, al final se escavase, documentase y destruyese aquel vestigio.
La excavación descubrió los restos de 3.171 esqueletos de musulmanes que convivieron con cristianos y judíos durante trescientos años, “un ejemplo de convivencia intercultural comparable a otros similares que se produjeron en otras ciudades de España como Córdoba o Toledo”.
Así, el documental aborda dos argumentos principales: El auge de la burbuja inmobiliaria y el afán ideológico de borrar la memoria de los musulmanes en España a pesar de que Ávila está declarada Patrimonio de la Humanidad y que presume de ser la ciudad de las tres culturas, denuncia la productora, especialmente cuando se trataba del más grande y mejor conservado de todos los cementerios musulmanes encontrados en España, que albergó casi 3.200 cuerpos de musulmanes que convivieron con cristianos y judíos.
Con este documental vuelven a sacarnos los colores a los abulenses como no hace mucho hiciera otro documental sobre la Fábrica de Harinas y su destrucción.