En España practicamos un peculiar culto a la muerte cuando se trata de un famoso, pero si además ha estado vinculado a la política y tratarse de un personaje polémico en estos últimos meses, léase Rita Barberá, la dedicación de los medios se multiplica en progresión geométrica, que solo se aplaca con el paso del tiempo o bien por el fallecimiento a escasos días de otra relevante personalidad a nivel mundial, tal como ha sido el caso del ex presidente cubano Fidel Castro, quien de dictador brutal y opresor de su pueblo durante seis décadas, en ciertas publicaciones se le adjudican atributos como el de protagonista del siglo XXI, singular figura , símbolo del sueño revolucionario y otras lindezas.
Los comentarios de muy distinta índole vertidos sobre la dilatada carrera política de la ex alcaldesa de Valencia, tras su muerte repentina, demuestran una vez más la hipocresía funeraria de la que somos capaces. Aunque solo fuese por respeto a sus deudos, lo suyo habría sido dejarla descansar en paz, sin excederse en elogios ni ofensas por parte de miembros de su propio partido, de la oposición, medios y redes sociales.
Aprovechar una muerte con la intención de aparecer al día siguiente en la primera página de la mayoría de los periódicos, constituye un acto despreciable. Y más concretamente, que el responsable de un partido, Pablo Iglesias (Podemos), ordene a sus diputados que abandonen el Hemiciclo para eludir el guardar 60 segundos de silencio por el fallecimiento de la citada Rita Barberá, responde a una actitud indecente y toda una demostración de sectarismo, falta de cortesía política, ausencia de humanidad y muy propia de su natural resentimiento resentimiento.
Al margen de las responsabilidades penales. lo correcto por parte de la fallecida habría sido que tras haber ejercido más de 24 años como alcaldesa de Valencia, abandonar su escaño de senadora a lo que se negó rotundamente para mantenerse como aforada, aunque solo fuese por su responsabilidad política en uno de los mayores escándalos de la Comunidad Valenciana, teniendo que ser su propio partido el que la forzó a abandonarlo.
Conviene recordar que las condiciones de Ciudadanos aceptadas por el PP, al margen de apartar a los imputados, también recogen la eliminación de los aforamientos, reformar la Ley Electoral, limitación de mandatos a 8 años y la apertura de la comisión sobre el caso Bárcenas, que en su momento generarán durísimos enfrentamientos en el Parlamento.
En efecto, la total de la eliminación de la corrupción es inviable por ser consustancial con la naturaleza humana. si bien, en lo que deben trabajar todos los partidos, y esencialmente el PP, es en arbitrar todos los medios posibles para evitar que tal lacra se siga generando. Aunque los populares se resistan aflorarán nuevos casos y ello suponga graves problemas. Por el momento les está salvando que la mayoría de las formaciones tienen algo que ocultar, amen de cometer muchos errores en sus respectivas gestiones. Todo parece indicar que con el reciente fallecimiento del Fidel Castro y su repercusión mundial, pierda fuerza y actualidad en los medios la desaparición de la política valenciana como ya se ha notado en prensa y cadenas de TV.....¡¡Tiempo al tiempo!!