El grupo municipal de Izquierda Unida se suma a la solicitud realizada estos días por el PSOE al objeto de que el Ayuntamiento de Ávila ofrezca la ciudad como sede de acogida a los inmigrantes que viajan en el buque Aquarius en dirección a Valencia.
Un ofrecimiento que la formación de izquierdas realiza no sólo desde el convencimiento de que “podemos sumarnos desde la ciudad de Ávila en todo aquello en lo que podamos contribuir para paliar la ausencia de humanidad, solidaridad, pasividad y respeto por parte de algunas autoridades europeas ante una situación de clara emergencia humanitaria” sino que “debemos”, recuerda Montserrat Barcenilla, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Ávila, que recuerda el acuerdo plenario alcanzado tanto en 2015 como en abril de 2016. Un acuerdo este último impulsado por Izquierda Unida y por el que el Ayuntamiento de Ávila no sólo “reiteraba y concretaba el ofrecimiento y colaboración como Ciudad Acogedora de Refugiados en coordinación con el Gobierno, la Junta de Castilla y León, la Federación de Municipios y Provincias, la Unión Europea y entidades colaboradoras”, sino que acordaba “poner a disposición de las personas migrantes y refugiadas las instalaciones municipales para su acogida y gestionar a través de los Servicios Sociales, en colaboración con las entidades e instituciones interesadas, las políticas para su recepción y acogida”.
Es por ello que el grupo municipal de Izquierda Unida habla de deber “político” con lo acordado pero sobre todo “deber moral, ético y humano” hacia “aquellas personas que sabemos que sufren y a las que podemos prestar una ayuda tan básica y tan vital como es la acogida”.
Un escenario en el que el grupo municipal de Izquierda Unida lamenta las declaraciones realizadas por el presidente de la Diputación Provincial, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, advirtiendo del riesgo de un efecto llamada ante el posible ofrecimiento abulense. “La prudencia a la que alude a la hora de impulsar este tipo de medidas humanitarias es tan necesaria como la prudencia que debería haber presidido y guiado sus declaraciones, en realidad una llamada al miedo, a la xenofobia y a la intolerancia que ahora preside numerosos espacios de la sociedad e impulsadas, en buena medida, por la imprudencia de aquellas personas que presiden cargos de responsabilidad y que hacen del miedo a lo diferente su principal arma política”. Una situación en la que Montserrat Barcenilla espera y desea “una pronta rectificación del presidente de la Diputación Provincial”.