Ya metidos en la vorágine de la campaña electoral parece que hemos olvidado los movimientos que están realizado algunos partidos políticos fichando para sus candidaturas a independientes.
La joven profesora, sin apenas tomar el primer sorbo lanzó su comentario:
—Querido marino, siempre estás hablando de lo importante que es atraer talento a la política, que la endogamia siempre empobrece y alela y que vivimos un momento complejo que precisa de personas que aporten diversidad, con un recorrido profesional anterior y que traigan su experiencia y conocimientos. Ahora estarás contento viendo como en todas estas próximas elecciones las listas van a estar plagadas de independientes.
Nuestro viejo marino la miró con algo de sorna.
—Todo esto me suena a la «serpiente multicolor» de las vueltas ciclistas. Todo suena a festivo, incluso frívolo, pero no estoy seguro de que lo que se está haciendo responda al espíritu de lo que pienso. Es más, puede que algunos de esos fichajes estrella acaben estrellados en las narices de los que los han fichado y terminen arrepintiéndose, porque su aportación real acabe siendo escasa y que les traigan más problemas que soluciones.
Ahí estaba el inconformismo y la rebeldía de nuestro marino; parecería que cuando las cosas transcurren del modo que le deberían agradar, tampoco está conforme. Siguió:
—Los partidos de nueva hornada tienen que hacer listas con muchos de los que se les han acercado en tropel a sus filas. Con eso corren el riesgo de que se les acabe colando personas conflictivas, ya desahuciadas de otros partidos y que van a la búsqueda de un acomodo o con unos intereses no siempre confesables. La diversidad no es captar a un torero, un artista, un músico o un astronauta, por eso. Lo que se necesitan son personas expertas que cuenten con conocimientos e ideas para mejorar, cambiar o potenciar el país, su comunidad autónoma, su ciudad o representarnos convenientemente en la UE. Capaces de gestionar, con un nivel y competencia por encima de la media. Personas generosas que vengan a aportar, a servir y no a servirse o vivir del cuento.
Se había despertado el espíritu polémico de nuestro marino, nuestra joven profesora comentó:
—Hay un problema añadido, que no has mencionado, el que al parecer se está creando a nivel interno en esas formaciones con la llegada de esos «fichajes estrella». Mucho de los que han venido trabajando y defendiendo las siglas entre elecciones, ahora se sienten desplazados y ninguneados.
Un partido precisa, entre otras muchas cosas, contar con una estructura permanente y sólida, estar organizado e implantado; debe formar a sus cuadros y generar ilusión en el proyecto, si su objetivo es permanecer a lo largo del tiempo y alcanzar el poder —no todo es hacer listas y movilizarse cuando llegan las elecciones—.
Nuestro marino tenía que opinar:
—En los «fichajes estrella» cuando se capta una persona con verdadero talento nunca se suele cuestionar, ni a nivel interno ni externo. Solo en gente mezquina y mediocre —y esos mejor que desaparezcan— van a ver un peligro; el resto lo van a ver como una oportunidad de reforzar el equipo, una oportunidad de aprendizaje y de seguridad. El problema se plantea cuando se capta a personas de talla y trayectoria discutible y se las quiera imponer por encima de personas que, como mínimo, tienen la misma capacidad y además han estado trabajando, siendo imagen y soporte del partido. ¿Cuál puede ser la justificación interna para descabalgar a esas personas que han venido siendo leales?
No contento añadió:
—Solo personas con talento y experiencia real, personas que superen a la media son las que se deben captar. Lo contario es un brindis al sol. El electorado ya no es tan gazmoño, ni indocumentado. Eso solo va en detrimento y descrédito de esas formaciones políticas que los han acogido.
Hoy nuestra joven profesora parecía perversa y preguntó sobre las primarias:
—Las tan alabadas primarias han demostrado ser un mecanismo menos fiable de lo que se había pregonado. Además de mal utilizado y menospreciado al antojo de los dirigentes. Una vez más, los partidos necesitan incorporar el «espíritu de la veracidad» en sus actuaciones.
Hay que dejarse de planteamientos estrambóticos y arcanos. Se necesita ser claro y abiertos, rodearse de los mejores y aquellos que no sirven, aquellos que solo han traído conflictos no buscar subterfugios y deshacerse de ellos, aunque pueda ser poco «político» —como ocurriría en una empresa ante un directivo que no sirve o no cumple los objetivos—, pero no incorporar a personas que no aportan valor real.
Nuestro marino no ponía fin:
—El talento, las capacidades y la experiencia son un valor y eso no se suele cuestionar. Como decía en las vueltas ciclistas, además del colorido, los equipos, las bellas azafatas también ha habido junto a grandes deportistas dumping y malas prácticas. Y la «serpiente multicolor» la cerraba un coche-escoba que iba recogiendo a los ciclistas rezagados. Captar talento no es recoger las sobras, ni la basura, ni los desechos de otros partidos, ni incorporar a amiguetes para reforzar el poder de políticos mediocres que temen por su sillón. Esas prácticas tramposas acaban pasando factura.
Hoy nuestra joven profesora estaba irónica y no se pudo contener:
—Pues a mi no me han llamado y soy joven, soy alta, soy guapa y soy rubia; además de independiente, espeleóloga, voy al gimnasio y juego al candy crush. ¡No lo puedo entender!
Grandes risas y comentamos que los partidos, a veces, son miopes y no saben dónde está realmente el valor, y agradecemos que podamos seguir contando con su compañía.
Nos despedimos con el pensamiento de que en la aldea tenemos una visión tosca y extravagante de las cosas.
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