El intento de organizar una convocatoria en Macao, territorio chino que goza en teoría de la misma autonomía que Hong Kong, fue rápidamente sofocado con la detención de siete personas y el despliegue de decenas de agentes policiales. Es que está sometido a un estricto control de Pekín, con menos libertad y, consecuentemente, con menor desarrollo económico.
La crisis de Hong Kong continúa imparable, incluso después de que la jefa del gobierno local dijera que la manifestación del domingo 18 de agosto, que se caracterizó por una total ausencia de incidentes violentos, puede ser "el comienzo para que regrese a la paz".
En las anteriores manifestaciones hubo violencia en parte debido a 'agentes provocadores', policías vestidos de manifestantes, lo que genera incertidumbre ya que “ahora no sabemos quién es el amigo y quién el enemigo” como asegura una manifestante.
Pekín, que le teme a un Hong Kong demasiado “díscolo” que sirva de ejemplo a los ciudadanos de China continental, ha utilizado todas las tácticas posibles: brutalidad policial, envío de tropas a la ciudad fronteriza de Shenzhen para amedrentar, alusión a la masacre de Tiananmen y demás.
Facebook dice que China utilizó sus servicios para desacreditar a los manifestantes y Twitter suspendió 986 cuentas que "están coordinadas en el marco de una operación respaldada por el Estado" chino. Siempre juegan con el miedo para amedrentar y superar el miedo ya es un principio importante.
Ahora, la “Revolución de los Paraguas”, manifestaciones que se prolongaron por 79 días durante 2014, terminó en nada, se consideró un fracaso y muchos cayeron en la desesperanza y otros emigraron. Porqué estas nuevas manifestaciones serían exitosas.
A diferencia de Macao, Hong Kong mantiene cierto nivel de libertad porque todavía tiene poder real. Li Ka-shing, de 91 años, el personaje más rico de Hong Kong cuya fortuna -según Forbes- ronda los 27.000 millones de dólares, publicó varios anuncios en la prensa local en los que pedía que se "detuviera la violencia y el enfado en nombre del amor".
Sincero o no, ya que bien podría estar defendiendo sus intereses, lo cierto es que, si la economía sigue cayendo como en el segundo trimestre cuando registró una contracción del 0,3%, Hong Kong perderá influencia. Según Capital Economics, los altercados han provocado un retroceso en la afluencia de turistas, en especial chinos continentales -que representan el 40% de los visitantes y el 80% de sus ventas al por menor-, cuyas compras se han reducido entre 30 y 50%.
En 1997, el PIB de Hong Kong representaba una quinta parte de todo el que acumulaba el país asiático, pero ahora no pasa del 3%. De cualquier modo, constituye la puerta de entrada de la mayoría de las inversiones foráneas directas que recibe China -71,5% en 2018- y aquí reside su fuerza.
En mi opinión, como los problemas de la libertad exclusivamente se solucionan con más libertad, en lugar de estas manifestaciones masivas que podrían resultar contraproducentes al provocar la represión de Pekín, los ciudadanos deberían buscar el modo de fortalecer su poder económico y, así, afianzar e, incluso, aumentar su libertad. Deberían, con sabiduría y sin despertar los temores de Pekín, lograr que el Estado disminuya su presencia en la economía, desregulando y bajando impuestos, de modo que el sector privado, las personas, se enriquezcan y ganen poder.
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California