Estaba en la computadora escribiendo y simultáneamente hablando por teléfono, nada extraño en mí, de repente ingresa un mensaje que anuncia que se otorgó el Premio Abel de Matemáticas, el sinónimo del Premio Nobel, al profesor israelí Hillel Furstenberg.
Los gritos que mi esposa escuchó fueron la reacción natural de alguien que lo hace de alegría, no una alegría normal, ésta superaba todo lo previsible.
Nos conocimos hace como 12 años, él ya retirado de su faz académica de la Universidad Hebrea de Jerusalén, yo en camino de mi retiro empresarial, la corta diferencia de edad entre ambos se hacía clara y evidente en la faz intelectual, a su lado yo no era nadie, hoy la Academia Noruega de Ciencias y Letras le otorgó el merecido reconocimiento “por ser pionero en el uso de métodos de probabilidad y dinámica en teoría de grupos, teoría de números y combinatoria”.
No ingresaré en los detalles sobre los que se apoyó el otorgamiento del premio, todos los periódicos del mundo lo están haciendo, el único objetivo de ésta nota es reflejar mi alegría.
Se hizo justicia...