No sabía a priori nuestro observador, Yony, cómo redactar el tema de los distintos conocimientos, su aplicación, y las respuestas prácticas que habían adoptado las diferentes culturas sobre ciertos aspectos muy importantes de la vida diaria, tales como la gastronomía, el alcohol o las relaciones de reproducción. Lo que no podía dejar de apreciar era el hecho de que unos dominaban cotidianamente unos temas y otros no se atrevían ni a pensarlos.
Después de la lectura de los dos artículos precedentes, a nuestro informante, Yony, le embarga la duda acerca de nuestras verdaderas relaciones públicas en lo que a la información y estados de opinión se refiere.
Yony sigue reflexionando, hay muchas cosas que quedarán para su simple observación y análisis, y otras, ya resumidas, serán las que pasarán a la comunicación directa con sus autoridades. Una de las que le lleva a darle vueltas en su cabeza, y producirle cierta consternación, es nuestra imposibilidad de alcanzar el equilibrio en la distinción y tratamiento entre lo público y lo privado.
Justo por llegar en estos tiempos de elecciones, a Yony no le queda más remedio que observar, estudiar en profundidad, e informar a sus superiores, y a su mundo en general, cómo vemos nosotros, y actuamos, en esto de la cosa pública. Algo por cierto absolutamente común a cualquier organización social sea en el mundo y en la época que sea.
Quizá el extraterrestre, al que si queréis llamaremos Yony, comience su informe detallando una visión general de cómo encuentra a la especie Humana sin entrar en las distintas culturas. Puede que precisamente lo primero que le impacte sea eso. El grado de falta de relación profunda entre unas culturas o civilizaciones y otras.
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Pensaba Yony, al observar la mentalidad de la gran mayoría de los habitantes de los estados más desarrollados, que si pudiese se dirigiría a los habitantes del planeta Tierra con el fin de realizar una clarísima proclama en defensa del “Conocimiento”. De lo que aquí es conocido como el conocimiento científico. Él sabe que se denomina así porque el pensador, René Descartes, con ese nombre lo recogió porque era el que se obtenía al aplicar un método de trabajo al que mismo autor denominó, “Método científico”.
La observación que realizó Yony, en el artículo pasado, le llevó a trasladar esa reflexión acerca de lo público y lo privado al escabroso tema del empleo, y su regulación de forma técnica y científica en esta sociedad, a su juicio, aún bastante mítica y dogmática.
A redactor del informe sobre nuestro mundo, le atrajo el estudio sobre la explotación de nuestros recursos naturales. Debía analizar en profundidad, tal como se dieron en la historia y se explican en las facultades de economía, los distintos sectores que conforman los niveles de producción de una economía organizada.
Nuestro amigo decide posarse un rato y echar un vistazo. Por aquello de haberse preparado para su trabajo, ha leído un rato sobre el planeta Tierra y sus ocupantes. En sus lecturas sobre las distintas leyendas, en este caso patrias, acaba de recordar aquella de que Dios –el Cristiano-, cuando terminó el mundo –El nuestro, cuando creíamos que éramos los únicos- parece ser que le gustó tanto que decidió darle un beso. Lo cogió con ambas manos, una la posó sobre las rías gallegas, de ahí las cinco Rías Baixas, la otra en Suiza, por lo de la belleza de los Alpes, y el beso se lo dio, claro está, en… Granada. No se puede negar la enorme belleza que engloba.
En decenas de artículos publicados, así como en diferentes libros, ambos acerca de los estudios sobre los grupos humanos y su funcionamiento, siempre hablo de Grupos Sociales organizados (GSO). Hoy, a esos grupos humanos se les denomina estados. De ahí el título de, el estado del estado. En este caso dicho estado es el Español. Aunque en diferentes ocasiones se le comparará con los de su entorno, o en otras a cualquier otro del planeta, por aquello de la contraposición de culturas.
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