Los túneles y trenes en Cantabria inspiran alguna reflexión.
Se han cumplido 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco y la liberación de Ortega Lara.
Parece que nunca se acaban los mensajes triunfalistas y una realidad que los acaba desmintiendo.
Seguimos viviendo en la propaganda y la mendacidad, cuando el momento requiere unos dirigentes sólidos y honestos.
Seguimos con la «política líquida» que nos invade; tenemos por delante una campaña electoral auto-nómica y acontecimientos políticos que se suceden diariamente, esto es un no parar.
El congreso nacional del PP, según lo previsto, ha entronizado a Alberto Núñez Feijóo como presidente.
Hoy más que un diálogo es un alegato, un clamor de impotencia y repugnancia.