Los proyectos, dotados de 6.464 euros por la Institución provincial dentro de las subvenciones que concede a entidades del Tercer Sector, se denominan “’Mi amiga la Tablet’ y ‘Terapia Tecnológica’, y están dirigidos a personas mayores y personas con discapacidad. Se benefician de ellos alrededor de ochenta abulenses de forma directa y trescientos de forma indirecta. Las actividades se realizan en las localidades de Sotillo de la Adrada, La Adrada, Casillas, Piedralaves, Casavieja, Arenas de San Pedro, Candeleda, El Arenal, Solosancho -con sus anejos de Robledillo y Baterna-, Riatas-Sotalbo, Muñana, El Barco de Ávila, Medinilla, Navalonguilla, La Horcajada, Umbrías, Burgohondo, Villanueva de Ávila, Navaluenga, El Fresno y Cardeñosa.
El objetivo fundamental de ambos proyectos es formar a estas personas en el uso de tabletas y otras herramientas de comunicación que favorezcan su inclusión en la comunidad.
“Las nuevas tecnologías se ponen al servicio de la atención sociosanitaria, se crean redes de apoyo, se les forma de forma individual en el uso de videollamada a través de wasap en móvil o en tableta”, explica Beatriz Díaz Morueco, vicepresidenta segunda y diputada del Área de Familia, Dependencia y Oportunidades. Además, se usan plataformas telemáticas como Zoom para poderlas usar “como canales de comunicación, tanto para hablar con sus familiares como para llevar a cabo programas terapéuticos”, apunta Díaz Morueco.
La directora general de FAEMA, Inmaculada Pose, señala que “si algo hemos aprendido en los últimos meses es que las nuevas tecnologías pueden acercar mucho a las personas. No podemos consentir que las personas más vulnerables se sientan solas”. Para Pose, “debemos preparar a las personas de nuestros pueblos, y en concreto a las más vulnerables y con más necesidades de apoyo, para que conozcan herramientas tecnológicas que faciliten la comunicación con sus vecinos, con familiares, con amigos y con profesionales”.
La aportación de la Diputación cubre la compra de doce tabletas, así como horas de atención de diferentes profesionales, tales como psicóloga, logopeda, trabajadoras sociales, educadores y asistentes personales. Por su parte, FAEMA asume el coste de las tarjetas con datos para disponer de Internet, ya que es habitual que los destinatarios carezcan de conexión tanto en sus domicilios como en sus móviles.
Una vez que la persona empieza a participar del proyecto, el primer paso es familiarizarse con las nuevas tecnologías para luego poder aprovecharlas en el desempeño de las terapias que precise. Siempre prima la atención presencial, pero también se trabaja en situaciones que exigen aislamiento en el domicilio o, simplemente, porque se prefiera disfrutar del servicio de forma telemática para evitar desplazamientos innecesarios.