El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de un año y cinco meses de prisión por un delito de simulación de delito y otro de apropiación indebida impuesta a una lotera que fingió ser víctima de un robo con violencia y después vendió décimos premiados. La sentencia de la Audiencia Provincial de León, ahora ratificada, le impuso también el pago de una multa de ocho meses con una cuota diaria de 6 euros y una indemnización de 59.120,33 euros. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de un año y cinco meses de prisión por un delito de simulación de delito y otro de apropiación indebida impuesta a una lotera que fingió ser víctima de un robo con violencia y después vendió décimos premiados. La sentencia de la Audiencia Provincial de León, ahora ratificada, le impuso también el pago de una multa de ocho meses con una cuota diaria de 6 euros y una indemnización de 59.120,33 euros.
La sentencia relata como probado que la acusada era empleada de una administración de lotería de León. El 8 de noviembre de 2019, siendo consciente de su falsedad denunció ante la Guardia Civil ser víctima de un robo con violencia en el que le habían sustraído un maletín con dinero y la lotería recaudada en varios establecimientos. Posteriormente, cobró los décimos premiados en administraciones de Madrid y varias localidades de León, lo que ocasionó un perjuicio económico de 59.120,33 euros.
Los magistrados señalan en sus fundamentos que la relación de la acusada con la administración en la que trabajaba fue corta y “no puede decirse que era normal”, existiendo quejas por falta de control y otras irregularidades corroboradas por testigos y clientes. Según la Sala, hubo un cambio de actitud en la acusada en su modo de operar poco antes de que sucedieran los hechos, cambiando su forma de organización en el trabajo, las rutas, itinerarios y horarios de entrega y recogida de lotería de los establecimientos. (…) “Incluso a la hora de efectuar los correspondientes arqueos de la lotería, en los que comenzó a entregar la totalidad de las cantidades cobradas a los diferentes clientes sin especificar a quienes correspondían con la consiguiente pérdida de control de lo que se pagaba y se debía en cada momento y por cada cliente. Conducta ésta que es un síntoma evidente de la que pensaba desarrollar poco tiempo después”, expone la sentencia.