);

OPINIÓN

Pines, panes y peces

Jorge Molina Sanz | Viernes 14 de febrero de 2020
Cuando se tiene un gobierno populista y embustero es cuando más se necesita una oposición seria y con sentido de Estado.

Nuestro viejo marino repasando la prensa señaló una noticia que capitaneaba VOX.

—Hay cosas que cada día alcanzo menos a entender en los partidos políticos, los viejos y los de la nueva hornada. VOX parece no darse cuenta de que no necesitamos un partido de salvapatrias y con ocurrencias triviales como el pin parental o jueguecitos fútiles que les sirve para «marcar agenda», pero que no aporta nada a los ciudadanos. Lo que se necesita es un partido que crea y defienda la Constitución, pero en todos sus artículos, que crea en la unidad del Estado y en sus instituciones, con un discurso unificado en todo el territorio nacional.

La joven profesora indicó:

—Eso que comentas es acertado, pero VOX propone cargarse las autonomías, y ningún partido serio, con aspiraciones de gobierno puede pensar que se deben abolir. Predicar eso es simplista, además no es realista, por su implantación y con la legislación actual —incluida la Constitución—. Proponer eso, es afirmar que están para hacer ruido, pero no para gobernar o formar parte de un gobierno llegado el momento. La diversidad regional es un hecho. Las diferentes idiosincrasias existen y porque si se gobierna correctamente, la descentralización también tiene muchas ventajas para los ciudadanos.

El marino asintió con la cabeza y comentó:

—Pero también se necesitan partidos que luchen por reducir las desigualdades entre territorios y que propongan acciones para que las autonomías se vertebren y se estructuren de modo que sean más efectivas —eficaces y eficientes—, con disciplina en el gasto y con definición de objetivos para crear el máximo valor añadido con sus presupuestos. Hay que acabar con esas grandes desigualdades, que año a año se acrecientan. Anular y reducir las duplicidades de servicios, de trámites y contar con mecanismos para que si determinadas competencias no se ejecutan o se escabullen de su cumplimiento puedan revertir al Estado de forma ágil, sin dramatismos y sin demoras. Como ocurre con los landen alemanes.

—Necesitamos —continuó el viejo marino—, que los españoles recuperen el sentimiento de que tienen los mismos derechos en todo el territorio nacional. Necesitamos que se reestructure la sanidad, para simplificar, mejorar la digitalización y garantizar que cualquier español tenga asistencia rápida, atención urgente en cualquier hospital, con su historial médico y que pueda retirar sus medicinas sin trámites adicionales o subterfugios.

La joven profesora indicó:

—Necesitamos que en Educación se haga una ley definitiva, con sentido común, atendiendo a los retos actuales y futuros educativos y de empleo, unificar contenidos académicos y que la lengua deje de ser una barrera o un medio de adoctrinamiento y de incremento del fracaso escolar, la marginación y las diferencias entre unos alumnos y otros. Hay que recuperar y ejercer la inspección con carácter nacional y que actúe con total autoridad. Se debe acabar con la discriminación en oposiciones y bolsas de trabajo.

Sonriendo el marino siguió:

—Necesitamos que se transfiera al Estado la gestión administrativa de la justicia para que todos los juzgados estén interrelacionados y se agilicen los trámites. Necesitamos independencia judicial, pero de paso se necesita un reglamento interno de ética y de productividad, porque independencia no está reñida con el cumplimiento de sus obligaciones y de su profesionalidad. Deben de empezar a aplicarse medidas autocorrectoras, los sátrapas no deben tener cabida, porque es muy llamativo que todos los cuerpos del Estado tienen sus sanciones, menos entre los jueces.

—Necesitamos —siguió—, que los diferentes cuerpos de seguridad estén coordinados, con protocolos unificados, que compartan información, métodos y sistemas informáticos y que la dependencia final de todos los cuerpos sea del Estado.

Llegado ese punto la profesora dijo:

—No vamos a hacer nosotros el trabajo de los políticos, que su programa de gobierno lo hagan ellos, pero respecto a VOX, necesitamos que jueguen menos y empiecen a proponer un proyecto de país realista e ilusionante. No necesitamos engaño y demagogia. Que se dejen de jueguecitos de párvulos. Harán bien haciéndose adultos políticamente si quieren que recuperemos el crédito y la confianza en los políticos; porque los Espinosa de los Montero-Monasterio, se creerán muy guais, pero que dejen de jugar a las canicas. Sus verdaderos adversarios, no son los de su partido, sino los de todos nosotros, los votantes.

El marino intervino:

—Es cierto que en VOX hay una dicotomía entre las intervenciones de Abascal y la de ese grupito de enredadores profesionales y de algunos descerebrados extremistas. No vendría mal decirles que no se crean que van a tocar el sol, eso ya lo intentó Ícaro y acabó en el suelo. Juegos malabares o las propuestas demagógicas como el pin parental ni van en esa dirección, ni son la solución a ningún problema real. Puede que «marque agenda», pero no deja de ser una añagaza para crear un problema artificial, que nos desvía de los verdaderos problemas, y con esas gracietas se pierde la razón. Tener más visión de Estado y menos de partido, sin demagógicas. Estos juegos tienen su público, hasta pueden dar réditos electorales a corto plazo, pero no es lo que necesitamos.

Además —dijo el marino— Esto del pin parental es como el milagro de los panes y los peces. VOX de la nada ha conseguido una panadería y una pescadería.

No reímos, y una vez más pensamos que, en la aldea las cosas se ven de otra manera.

Jorgemolina0212@gmail.com

TEMAS RELACIONADOS: