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EL HALCÓN DE CASTILLA

La Colilla: El pueblo que resiste al olvido a las puertas de Ávila

La Colilla: El pueblo que resiste al olvido a las puertas de Ávila
Sábado 22 de febrero de 2025

A tan solo cinco kilómetros de la imponente muralla de Ávila, en el corazón del Valle Amblés, se alza La Colilla, un municipio que, con el paso de los siglos, ha sabido mantener su esencia rural mientras abraza un crecimiento discreto pero constante. Este pequeño enclave de la provincia de Ávila, en la comunidad autónoma de Castilla y León, no solo presume de su proximidad a la capital, sino que se erige como un ejemplo de cómo la tradición y la modernidad pueden coexistir en un entorno de apenas 11 kilómetros cuadrados. Hoy, en pleno 2025, La Colilla es mucho más que un punto en el mapa: es un lugar donde la historia susurra entre sus piedras y la vida late con un ritmo pausado pero lleno de orgullo.

Una iglesia que guarda siglos de memoria

En el centro del pueblo, como un faro que guía la identidad de sus gentes, se encuentra la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora. Este templo, de arquitectura sencilla pero cargada de simbolismo, es un reflejo de la historia austera y resistente de La Colilla. Construida con sillarejo y reforzada con sillares de granito en sus vanos y aristas, la iglesia presenta una única nave, una cabecera orientada y una espadaña que se yergue a los pies, como si quisiera tocar el cielo sin alardes. Su puerta, abierta al mediodía, invita a los visitantes a descubrir un interior que, aunque modesto, respira devoción. No hay constancia de grandes riquezas en su interior, y es probable que, durante la ocupación francesa en el siglo XIX, sufriera los expolios ordenados por José Bonaparte, quien mandó fundir los objetos de plata de las iglesias para financiar su invasión. Sin embargo, la Iglesia de la Asunción sigue siendo el alma del pueblo, un lugar donde las campanas aún marcan el paso del tiempo y las festividades religiosas llenan de vida sus muros.

Un crecimiento demográfico contra la corriente

Con una población que ronda los 358 habitantes según los datos más recientes, La Colilla ha desafiado la tendencia de despoblación que azota a muchos municipios de la España rural. De hecho, este pueblo ha ganado protagonismo como el municipio de la provincia que más población joven ha sumado en las últimas décadas, con un aumento de 69 personas entre 0 y 35 años desde 1998. Este dato no es casualidad: la cercanía a Ávila capital, apenas a un suspiro en coche, ha convertido a La Colilla en una suerte de "ciudad dormitorio". Aquí, las nuevas construcciones de chalets proliferan, atrayendo a familias que buscan la tranquilidad del campo sin renunciar a las comodidades urbanas. La población, formada por 189 hombres y 177 mujeres en 2023, muestra un perfil educativo notable: más de la mitad ha superado estudios de primer grado, un 26% cuenta con formación de segundo grado y un 7,8% ha llegado a la universidad. Lejos de ser un pueblo estancado, La Colilla respira vitalidad y esperanza.

Una economía entre la piedra y la proximidad

Hablar de la economía de La Colilla es hablar de su pasado y su presente entrelazados. Durante siglos, las canteras de granito del municipio fueron su motor vital. De ellas se extrajo la piedra que dio forma a monumentos icónicos de Ávila, como la catedral, la basílica de San Vicente o la mismísima muralla. En el siglo XIX, con la llegada del ferrocarril, estas canteras vivieron un auge al producir adoquines que pavimentaron calles de ciudades como Madrid o Barcelona. Sin embargo, tras la Guerra Civil y el éxodo rural, la actividad se redujo a un nivel casi artesanal. Hoy, aunque sigue habiendo un polígono industrial en el término municipal, su impacto en la economía local es limitado. La verdadera fuerza de La Colilla reside en su vínculo con Ávila: muchos de sus habitantes trabajan en la capital o en sectores como la construcción y los servicios, aprovechando la cercanía para mantener un equilibrio entre lo rural y lo urbano. La agricultura y la ganadería, aunque presentes, juegan un papel secundario en un paisaje dominado por cultivos de cereal y pastizales.

Fiestas patronales: el corazón festivo de La Colilla

Si hay algo que une a los colillanos, son sus fiestas patronales, momentos de alegría que rompen la calma cotidiana del pueblo. La principal celebración tiene lugar en honor a la Virgen de la Asunción, el 15 de agosto, cuando la iglesia se convierte en el epicentro de una festividad que combina lo religioso con lo popular. Procesiones, misas solemnes y verbenas llenan las calles de música y color, mientras los vecinos sacan a relucir sus mejores galas. Pero no es la única fecha señalada: La Colilla también participa en las tradicionales ofrendas a la Virgen de Sonsoles, patrona de Ávila y del Valle Amblés. El tercer domingo de octubre, conocido como la "Ofrenda de La Colilla", los habitantes del municipio se suman a esta romería que congrega a los pueblos de la comarca en el santuario de Sonsoles, a pocos kilómetros de distancia. Estas fiestas no solo son un homenaje a la fe, sino una oportunidad para reforzar los lazos comunitarios en un pueblo que se niega a ser olvidado.

Un futuro con raíces profundas

La Colilla es un municipio que vive entre dos mundos: el de sus raíces históricas, marcadas por la piedra y la fe, y el de un presente que mira hacia adelante con optimismo. Su iglesia, sus habitantes, su economía y sus fiestas son piezas de un rompecabezas que cuenta la historia de un lugar pequeño pero resistente. A las puertas de Ávila, este pueblo demuestra que, incluso en tiempos de cambio, la identidad y la comunidad pueden ser el mejor escudo contra el paso del tiempo.

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