Es incomprensible que tras las experiencias y sentencias contra la demencial política ambiental de la Junta, los escándalos que rodean a la inversión en energías alternativas y las movilizaciones masivas y bien justificadas contra la minería que intenta imponer en Ávila y Salamanca, ahora el Gobierno autonómico se saque de la manga una medida muy parecida al escándalo protagonizado por el Gobierno de Brasil contra la amazonía. Además, pretende convencernos de la compatibilidad entre la minería a cielo abierto que defiende y la conservación del patrimonio natural. La Junta tiene escándalos de sobra a sus espaldas como para no seguir removiendo las arenas movedizas de los intereses que pretenden destruir aún más el medio ambiente de la comunidad.
Las nuevas ocurrencias del Gobierno Herrera y el Partido de Mañueco, permitiendo que se multipliquen las posibilidades de explotación minera en la comunidad, desde uranio a wolframio, entre otras, abriendo la posibilidad de salpicar con proyectos en estudio las nueve provincias, es calificado de “atentado ambiental sobrevenido” por José Alberto Novoa, coportavoz de Izquierda Abierta en Castilla y León.
El razonamiento del gobierno autonómico, aludiendo a que este tipo de explotaciones mineras permitirán fijar población en el medio rural, es directamente falso, teniendo en cuenta los escasos puestos de trabajo que crean este tipo de explotaciones y el daño irreparable que provoca en el medio, también paisajístico, que a medio y largo plazo provoca el abandono de la zona por su población autóctona.
Desde Izquierda Abierta mostramos nuestro rechazo a este tipo de iniciativas, y exigimos a la Junta de Castilla y León que impulse otro tipo de políticas en el medio rural para evitar o reducir la despoblación, como por ejemplo una red básica de ferrocarril, una suficiente dotación de servicios, o un plan integral de extinción de incendios durante todo el año en toda la Comunidad, para evitar el desastre que los incendios forestales producen todos los veranos además de otro Plan de Industrialización de las comarcas rurales que aprovechen la riqueza agrícola y ganadera de nuestros territorio, permitiendo el desarrollo de una industria de transformación que sirva de complemento al turismo rural, cultural y ambiental.